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PRONUNCIAMIENTO PRIMERO DE MAYO




1. En un contexto marcado por una de las crisis más estructurales y profundas del sistema capitalista, y la intensificación de la disputa entre las potencias imperialistas, la clase trabajadora y las masas populares sufren una feroz arremetida por parte de la burguesía internacional que, para mantener sus niveles de ganancia y prepararse para una nueva guerra inter-imperialista, ha iniciado hace varios años un proceso de conculcación permanente de derechos y reivindicaciones, acompañado de una política de fascistización orientada a reprimir a sangre y fuego las rebeliones y protestas populares. 


2.  Las promesas de mejora de las condiciones de vida, ofrecidas por la clase dominante hace más de doscientos años, se desploman descarada e inevitablemente. La dictadura burguesa, lejos de desarrollarse en una línea más “garantista” o “inclusiva” –como sus agoreros y apologistas han señalado históricamente-, muestra su verdadero carácter, volviéndose cada vez más restrictiva, reaccionaria y represiva.


3. Las contradicciones del sistema capitalista imperialista se intensifican aceleradamente:


a.   La aparición de un nuevo bando imperialista, conformado por China y Rusia, ha puesto en cuestión la hegemonía norteamericana en el mundo entero, y ha secundarizado la influencia de las potencias europeas. Las disputas comerciales entre estos dos ejes van conduciendo indefectiblemente a una nueva guerra inter-imperialista. El mundo es orillado a la barbarie y la descomposición, se exacerba el nacionalismo burgués y se impone el militarismo.


b. La burguesía enfrenta la crisis y pretende, a su vez, elevar sus niveles de ganancia, acentuando los procesos de explotación de las masas trabajadoras, conculcando sus derechos y reivindicaciones de una manera cada vez más agresiva e intensa: legalizan el trabajo por horas, atacando la estabilidad laboral; desconocen vacaciones, pagos suplementarios, de liquidaciones, o por despido; pretenden subir la edad de jubilación; eliminan sindicatos, etc. Precarización y flexibilización laboral para aumentar la extracción de plusvalía y las ganancias.


c. Las potencias imperialistas aceleran los procesos de saqueo y explotación en las semicolonias, empeorando las condiciones de vida de las masas populares. La disputa inter-imperialista ha intensificado las disputas inter-burguesas en las semicolonias, donde unas facciones sirven a los intereses norteamericanos o europeos, y otras a los de China y Rusia. Estas disputas son difundidas como pugnas entre “neoliberales” y “progresistas”, “derecha” e “izquierda”, pretendiendo arrastrar a las masas tras de uno u otro grupo. Además, el imperialismo extiende su agenda militarista con la invasión y el genocidio, usando sus satélites políticos para ampliar su influencia. Saqueo, explotación y militarismo es la receta del imperialismo.


4. En Ecuador, el gobierno de Noboa, representante directo de uno de los sectores de la gran burguesía tradicional, se ha encargado de cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional y el imperialismo norteamericano. Con la excusa de combatir al narcotráfico y al crimen organizado, y declarando un supuesto “estado de guerra interna”, ha implementado una serie de medidas anti-populares (aumento del IVA al 15% -lo que ha encarecido la gran mayoría de productos-, despidos en el sector público y privado, recortes sociales en salud y educación, eliminación progresiva de subsidios, aceleramiento los procesos de saqueo imperialista –especialmente en minería-, entre otras cosas) facilitadas por un proceso de militarización dirigido y controlado por EEUU. Se han encargado de difundir la idea de que la seguridad es la demanda principal de las masas populares, pretendiendo que éstas desconozcan sus principales reivindicaciones, y además naturalicen la represión estatal.


5. Ante este escenario, los representantes de los partidos reformistas y revisionistas, y de otros sectores de la burguesía –como es el caso del correísmo-, vociferan a los cuatro vientos que hay que luchar contra Noboa y  “el modelo neoliberal”. Su consigna en la reciente consulta popular fue “derrotar al gobierno en las urnas”, algunos incluso han señalado que “no es tiempo de protestas” y que “deben aprovecharse los mecanismos democráticos”. Estos sectores se están preparando para las elecciones presidenciales y legislativas del próximo año, utilizando cualquier situación para presionar alianzas y posicionar candidatos. La lucha contra el neoliberalismo no es más que un cliché utilizado para aupar facciones burguesas “no neoliberales” o “de izquierda”, que una vez en el poder hacen lo mismo que los gobiernos de derecha. Guardar ilusiones sobre gobiernos que puedan implementar medidas en beneficio de las masas populares, aparte de ser una postura reformista, desconoce el proceso cada vez más restrictivo y reaccionario que ha ido adquiriendo la dictadura burguesa y el sistema capitalista imperialista.


6. La situación de la clase trabajadora en el país es cada vez peor. En cientos de fábricas y empresas no se pagan los salarios durante meses; la patronal descuenta el monto de afiliación, pero no hace el pago al IESS; no se reconocen horas extras y suplementarias; se despiden trabajadores de la noche a la mañana; no se reconocen liquidaciones o indemnizaciones; se disuelven sindicatos, etc. Esta es una situación que se ha generalizado, extendiéndose a la mayoría de sectores productivos. El aumento del desempleo es utilizado por la burguesía para amenazar y disciplinar a los trabajadores. El Ministerio de Trabajo desconoce los reclamos sirviendo de manera descarada a los intereses empresariales. El gobierno alista una reforma al Código del Trabajo que pretende legalizar y generalizar muchos de estos atropellos.


7. El principal problema que ha enfrentado el proletariado en el país es constituir su propia independencia de clase, forjando organizaciones que respondan a sus intereses, y que construyan un camino propio orientado a su emancipación definitiva; sólo así puede romper el tutelaje de la clase dominante. En Ecuador, el movimiento obrero históricamente ha sido utilizado y ha recibido influencia de instancias ajenas a su clase. Varios de los primeros gremios de artesanos y obreros fueron impulsados por la iglesia católica. Posteriormente los liberales crearon la Confederación Obrera del Guayas para contrarrestar el peso de las sociedades de cacahueros, carpinteros, ferroviarios, y especialmente de la FTRE, quienes criticaban el sistema imperante. La primera central sindical que se creó fue la CEDOC, de inspiración católica, que buscaba la armonía entre obreros y burgueses. Incluso la CEOSL, creada en los años 70, fue impulsada por la CIA y el imperialismo norteamericano como parte de la Alianza para el Progreso. De ahí, organizaciones como la CTE, UGTE y la CEDOCUT han sido ramificaciones de los partidos revisionistas y reformistas, bajo una línea burocrático-oportunista, clientelar y colaboracionista, que jamás ha situado en la clase trabajadora la necesidad de la revolución. El FUT, creado a fines de los setenta, como unidad de varias centrales sindicales, ha seguido la misma lógica: pactos con los gobiernos de turno y que sus dirigentes se sigan enriqueciendo a través de la “representación jurídica de las organizaciones obreras”. En el gobierno de Correa, se crearon varias organizaciones de corte empresarial y oportunista (CUT, Parlamento Laboral, CSE) para desclasar y fracturar aún más el movimiento sindical.


8. El oportunismo ha retrasado la lucha del movimiento obrero, afianzando en las organizaciones sindicales la idea de que solamente deben luchar por reformas, reproduciendo una ideología economicista que despolitiza a los trabajadores. A lo máximo que apelan es a una “política de exigencias”, cuento trillado e inútil que sólo pretende justificar su colaboracionismo y su veneración por la dictadura capitalista. Esto provoca que los sectores que dirigen se ahoguen en las coyunturas, que permanezcan impávidos ante la situación de otras clases explotadas, que no incorporen en sus consignas los diferentes males sociales que provoca el capitalismo imperialista. En el plano organizativo el frentismo ha sido la modalidad preferida por el reformismo para encumbrar alianzas temporales entre grupos con diversos intereses, que posteriormente se diluyen principalmente en el fango electoral. Enaltecen el espontaneísmo y cabalgan en la lucha del pueblo para diluirla posteriormente en variantes inofensivas para la estructura de poder.


9. Como Lenin señalaba, la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa, si no se lucha contra el oportunismo. No puede existir una verdadera línea anti-imperialista y anti-capitalista si sólo se critica una forma de gobierno, o sólo se ataca a una potencia imperialista. La crítica y la lucha del proletariado es contra el sistema capitalista imperialista, brega por su destrucción, y por la construcción del socialismo-comunismo.

10.  Hace varios años las masas no conquistan reivindicaciones en este sistema. Los mecanismos institucionales, el legalismo burgués y el camino burocrático han demostrado su inefectividad. La burguesía ha cerrado filas, no puede, ni quiere hacer ninguna concesión. La situación es irreversible, no cambiará con “mejores gobiernos”, o “buenas políticas”, o a través de un consenso internacional. Como sostenía Lenin, el imperialismo es capitalismo agonizante y en descomposición.


11. La clase obrera debe plantearse varias tareas que le permitan afirmar su papel de vanguardia en un mundo que va camino a una nueva guerra inter-imperialista, y que despoja de reivindicaciones históricas a las masas, mientras impone un agresivo proceso de fascistización.

 

Por todos estos aspectos es importante plantear algunas tareas que señalamos a continuación:


  • Enfrentar el proceso de fascistización que impone la burguesía en el mundo entero. Saber que es un proceso irreversible, que es una política general del imperialismo, y que las masas deben estar preparadas para ello.

  • Denunciar y prepararse ante la inminencia de una nueva guerra inter-imperialista. Sostener una postura anti-imperialista consecuente, sin apoyar a uno u otro bando.  Enfrentar a las facciones burguesas que en las semicolonias están alineadas a dichos sectores.

  • Afirmar los métodos de lucha más combativos, que dotan de energía y fuerza a la clase y potencian su conciencia. La legalidad y las instituciones burguesas no presentan ninguna garantía para la clase obrera, al igual que la farsa electoral. Es fundamental retomar las huelgas, la lucha en las calles y barrios, las paralizaciones, para ir afinando un movimiento obrero más preparado para enfrentar la arremetida del Estado y la clase dominante.

  • La creación del partido proletario en nuestro país es una necesidad impostergable.  La única manera de devolverle el rol histórico de transformación a la clase trabajadora y guiar a las masas populares a la revolución tiene que ver principalmente con el desarrollo de su destacamento de vanguardia.

  • Combatir al reformismo y  sus variantes electoreras, institucionales, burocráticas y movimientistas, que pretenden negar la revolución, y que por lo máximo que “luchan” es por cambios de gobierno, cabalgando en las masas para que sus dirigentes hagan vida económica de la politiquería burguesa. En el movimiento obrero deben surgir organizaciones –existen ya algunas- con una línea revolucionaria, constituyéndose en una nueva referencia para los trabajadores.

  • Si bien la organización sindical es importante, e incluso la sindicalización por rama de trabajo podría proporcionar varios elementos para la unidad y la solidaridad obrera, es importante crear organizaciones que unan a los trabajadores por fuera de su lugar de trabajo, tanto para blindarlos de la represión de la patronal, como para superar la fábrica como marco de acción limitado. Los círculos obreros de formación, las uniones de lucha, las agrupaciones en los barrios populares son elementos organizativos que pueden ir generalizándose.

  • Fundir el marxismo con el movimiento obrero y popular. El desarrollo de una corriente roja que vaya extendiéndose y convirtiéndose en referencia. Defender el marxismo como la única teoría y movimiento práctico capaz de cambiar la situación de las masas populares.  Si bien la influencia de las organizaciones verdaderamente comunistas es aún limitado -salvo algunas excepciones como en la India, Filipinas, o Turquía, donde las masas proletarias y populares se hallan desarrollando un proceso orientado a establecer una sociedad socialista- existen embriones organizativos que van extendiéndose a través de una línea correcta y un trabajo permanente.

  • Prepararse para los grandes días de lucha que se avecinan extendiendo la influencia de los comunistas en el movimiento de masas, y otorgando a éste una dirección revolucionaria.

 

¡Por el desarrollo de una nueva corriente revolucionaria en el Ecuador!

¡Nuestro camino es luchando no votando!

¡Ni Noboas ni Correas ni oportunistas, arriba la lucha proletaria y clasista!


Miércoles 1 de Mayo 2024 - 14:30 - Parque El Arbolito - Quito

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