MEMORIA, CLASE Y PODER: ECUADOR ENTRE 1922 Y EL PRESENTE
- Vientos del Pueblo
- 15 nov
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1. El 15 de noviembre de 1922 constituye una de las páginas más importantes y, al mismo tiempo, más esclarecedoras de la historia ecuatoriana. En Guayaquil, el proletariado emergente —obreros portuarios, ferroviarios y artesanos— se alzó en una huelga general para reclamar derechos básicos y un salario justo. Las condiciones laborales y de vida, en general, se habían precarizado a causa de la Primera Guerra Mundial, ya que el precio del cacao cayó drásticamente, lo que generó una profunda crisis económica reflejada en el aumento de los precios de los productos básicos, el desempleo y la reducción de los salarios. Desde aquella época puede observarse cómo las clases dominantes —en ese caso, la burguesía agroexportadora guayaquileña— buscaban mantener su tasa de ganancia trasladando el peso de la crisis sobre los trabajadores. Sin embargo, aquel 15 de noviembre, el proletariado emergente respondió con organización y lucha; el cobarde gobierno de Tamayo respondió con sangre y fuego, matando cientos de obreros y arrojando sus cuerpos al río Guayas.
2. Cien años después, en el Ecuador seguimos viviendo la misma contradicción histórica, profundizada por la crisis general del sistema capitalista-imperialista, la disputa interimperialista y la fascistización como política general del imperialismo. La conculcación progresiva de derechos es hoy una realidad tanto en el Ecuador como en el mundo. Mientras el discurso oficial proclama la seguridad y la lucha contra el narcotráfico como las principales reivindicaciones del pueblo, se conculcan gradualmente los derechos y se profundiza la fascistización del Estado y de la sociedad mediante leyes, propaganda y el monopolio de la violencia ejercido por el Estado burgués. Entre 2024 y 2025, el país fue testigo del incremento del IVA del 12 % al 15 %, al mismo tiempo que se redujeron gradualmente los subsidios a los combustibles —una medida impuesta por el FMI—. Asimismo, son evidentes las limitaciones para acceder a la educación, la salud y el trabajo: el desempleo, la informalidad y la precarización laboral se han convertido en la norma en el país.
Por otro lado, tras la declaratoria del “conflicto armado interno” y la implementación del Plan Fénix —cuyo contenido permanece en secreto, aunque sus efectos son visibles—, se ha producido una clara expansión del poder de las fuerzas represivas. Ello ha derivado en la militarización de las ciudades, detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas.
El Estado burgués criminaliza la movilización social y utiliza hábilmente el discurso del enemigo interno para homologar la protesta social con el terrorismo que dice combatir. Cabe subrayar que la violencia actual no es un exceso circunstancial: es la forma que asume el dominio imperialista, al combinar medidas económicas en detrimento de los sectores populares con el uso de la fuerza armada para garantizar sus intereses.
3. Sin embargo, es necesario recalcar que el proceso de fascistización y la conculcación de derechos no son exclusivos de este gobierno. No podemos olvidar que, ya con la “Constitución Verde”, se entregaron concesiones mineras al imperialismo chino. Asimismo, con el COIP impulsado por la Revolución Ciudadana, se criminalizó la protesta social y durante el mismo mandato se creó un cuerpo represivo específico para combatirla: la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO).
Con el gobierno de Lenin Moreno y su ministra María Paula Romo, la situación no fue distinta. La reducción de los subsidios a los combustibles se inició precisamente en esa administración; de hecho, esa medida fue la causa del inicio del paro nacional de 2019. La brutal represión, en dicho contexto, dejó nueve personas fallecidas y al menos mil personas heridas, muchas de ellas con lesiones graves en órganos vitales como los ojos.
Durante el gobierno de Guillermo Lasso, la subordinación al Fondo Monetario Internacional fue aún más evidente. Gobernó, en gran parte, mediante estados de excepción, consolidando así el carácter represivo del Estado. La represión de las protestas de 2022 dejó seis personas fallecidas y alrededor de trescientas personas heridas.
4. Con lo mencionado anteriormente podemos decir que el pueblo ha respondido: el paro del 2019, lo sucedido en 2022 y las últimas movilización de septiembre y octubre del 2025 marcan que el descontento popular es real, como también es real la represión orquestada desde el Estado burgués, la cual es cada vez más sistemática y violenta. En este punto es importante analizar cuál ha sido el papel de las organizaciones reformista del país, quienes lejos de aportar en la consecución de derechos han llevado las masas populares a claudicar. En el 2019, cuando la lucha llegó a su momento más álgido se sentaron a negociar con el gobierno de Moreno. Como consecuencia de ello, el incremento del precio de la gasolina se dio de forma gradual, independiente del decreto 883. En el 2019 la gasolina costaba 1.85 USD; en la actualidad el galón cuesta 2.91 USD casi 3.00 USD. Así mismo, en el 2022, aun cuando las demandas de los sectores populares eran legítimas, el paro fue utilizado para catapultar la candidatura de Leonidas Iza, quien fue candidato presidencial a inicios del 2025.
5. Por otra parte, los hechos recientes nos deben llevar a una reflexión profunda. Después de semanas de represión en comunidades campesinas e indígenas y tres muertos en manos del Estado Burgués, la dirigencia de la CONAIE anunció el FIN del paro y el INICIÓ de una campaña por el NO, llevando una vez más las reivindicaciones populares al fango electoral, en donde el pueblo no tiene nada que ganar. Es necesario preguntarnos qué derechos se han ganado en las últimas décadas por vía legal: la respuesta es ninguno. Todo lo contrario, la democracia burguesa cada día es más restrictiva y resta derechos a las grandes masas populares.
6. ¿Qué es la consulta popular? Una artimaña del gobierno actual que pretende legitimarse a través de este proceso, ya que, en el caso de ganar, señalará que está cumpliendo con la voluntad popular. Para lograr sus fines, el gobierno de Noboa ha puesto en marcha toda una campaña mediática, medidas asistencialistas a través de la entrega de bonos y una estrategia que consiste exacerbar la absurda dicotomía entre correismo y anticorreismo.
Por otro lado, si pierde, seguirá haciendo del abuso de poder una norma, ya que es evidente como se ha saltado la propia legalidad burguesa de forma sistemática para lograr sus intereses y los del imperialismo, sobre todo del norteamericano. Por ello entrar en el juego electoral implica engañar a las grandes masas populares del campo y la ciudad, convenciéndolas de que algo puede cambiar a través de una consulta popular.
7. Avalar uno de los mecanismos de la democracia burguesa influye de forma negativa en la toma de conciencia por parte de la clase trabajadora, ya que retrasa el desarrollo de la conciencia para sí, porque significa convencer a los sectores populares que por la vía institucional aún pueden alcanzar derechos, cuando vemos diariamente que sucede lo contrario, se conculcan. Esto trae como consecuencia la desarticulación y desmovilización de los sectores populares, quienes ponen sus esperanzas en una Consulta Popular en lugar de construir elementos de lucha y organización que defiendan sus intereses de clase.
Por otro lado, los promotores de la legalidad burguesa engañan al pueblo diciendo que sobre el sistema capitalista imperialista puede existir mejores condiciones de vida. Esto último es una falacia, sobre todo para los países semicoloniales, quienes estamos a merced de los designios de los países imperialistas con la complicidad de la burguesía nacional. En fundamental tener claro que el proceso de fascistización no se va a detener por vía legal o constitucional.
Este 15 de noviembre hacemos un llamado a la acción y a la organización, con independencia de clase, para no ir a la cola de los viejos y nuevos politiqueros que ven en la Consulta Popular la oportunidad de no desaparecer del panorama político y, por ello, se montan en la campaña por el NO.Tal es su descaro que, aunque dicen estar por el NO, ya van proponiendo nombres para que participen en el proceso de la nueva Constitución.
Si bien, para mucha gente de a pie, el NO puede significar un rechazo al gobierno, no soluciona ningún problema de fondo para la clase trabajadora del campo y la ciudad, y no podemos desviar el impulso del pueblo hacia esta farsa electoral.
Hoy más que nunca, la sangre derramada en 1922 nos representa a todos quienes creemos en una verdadera transformación. Esa herencia de lucha nos obliga a construir los elementos necesarios para abrir un camino hacia la revolución.
URNAS Y REPRESIÓN, CONSOLIDAN LA FASCISTIZACIÓN, LUCHA Y ORGANIZACIÓN IMPULSAN LA REVOLUCIÓN




























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