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  • Movimiento Vientos del Pueblo

El Coronavirus devela y agudiza la crisis estructural del capitalismo imperialista


En varias partes del mundo se ha expandido el coronavirus, una pandemia que ha generado una serie de problemas sanitarios y sociales. El imperialismo pretende atribuirle a este virus la responsabilidad de una crisis que le antecede y que se ha desatado hace varios meses atrás. Su intención es legitimar una serie de medidas anti-populares que se impulsarán, tanto en los países industrializados, como en los países semicoloniales.


¿En qué momento se desata la pandemia?


En un momento en el que el imperialismo norteamericano presenta serias dificultades de acumulación, producto del fortalecimiento y extensión del eje imperialista chino-ruso. Esto ha provocado una disputa comercial desde hace varios años, que sin duda alguna se resolverá violentamente en el futuro. Esto sumado a una crisis real en la producción industrial y en la bolsa de valores, ha sumido al sistema en un callejón sin salida.


En Latinoamérica, una serie de protestas se desataron desde agosto del año anterior en varios países contra las imposiciones del Fondo Monetario Internacional. Ecuador, Haití, Colombia, Argentina, fueron escenarios de sendas movilizaciones. Chile se encuentra en rebeldía permanente, desde el mes de octubre las masas populares no han soltado las calles y no han aceptado la treta burguesa de Asamblea Constituyente.


Las crisis del sistema capitalista imperialista son cada vez más frecuentes, se dan en espacios más cortos de tiempo, y ya no son sólo consecuencia de la sobre-producción, sino de la especulación financiera y la disputa inter-imperialista por los recursos de las semicolonias.


El coronavirus aparece en un momento de crisis, no la genera, sólo la agudiza. Posteriormente los gobiernos burgueses de todo el mundo, en conjunto con los organismos financieros internacionales, buscarán justificar una serie de medidas anti-populares endosándole al coronavirus la responsabilidad. No nos dejemos engañar, el causante de la crisis es el sistema y sus dificultades de acumulación, que se enmarcan en el contexto de una cada vez más aguda disputa inter-imperialista.


¿En qué contexto se impulsaron las medidas ante la propagación del coronavirus en Ecuador?


En Octubre del año pasado, las masas populares del país desataron una importante lucha para frenar las medidas impulsadas por Moreno y el FMI. La movilización social le dio una lección al gobierno, y por más que algunos sectores oportunistas tranzaron, quedó en el imaginario colectivo la importancia de las manifestaciones populares. De allí en adelante, el gobierno de Moreno no ha podido implementar las medidas impuestas por el FMI por temor a las manifestaciones. Esto no se ha dado porque le interese necesariamente perpetuarse en el poder, pues esa no es su intención, sino porque afectaría los intereses de la burguesía tradicional compradora, especialmente de sus amos: los socialcristianos y el imperialismo norteamericano; y alentaría el crecimiento de la burguesía burocrática (responsable también de esta crisis), comandada por Correa, como representante de los intereses del imperialismo chino en la región.


Lenin Moreno, en la cadena nacional del 10 de marzo pasado, anunció varias medidas económicas que forman parte de un paquetazo gradual contra el pueblo, pretendiendo justificarlas por una supuesta crisis generada por el Coronavirus, cuando todos sabemos que este país está en una situación económica insostenible desde el correísmo, que ha sido agudizada aún más por este gobierno. Pretenden atribuirle la crisis a una enfermedad, cuando en realidad es responsabilidad directa de las élites económicas, los gobernantes y el imperialismo. Esto muestra claramente la hoja de ruta establecida por el gobierno para imponer una serie de medidas posteriormente.


El coronavirus y la salud en el sistema capitalista imperialista


Esta epidemia que surgió en China se ha extendido a varias partes del mundo. Si bien existen rumores y estudios acerca de que podría ser un atentado desde Estados Unidos para colapsar la economía china, no existen las suficientes pruebas.


Es importante comprender que esta epidemia no es una enfermedad letal para la mayoría de la población, su índice de mortalidad es más bajo que otras que han sido enfrentadas anteriormente por la sociedad. Incluso el hecho de que ataque a la población “sobrante” para el capitalismo (personas con enfermedades crónicas, bajas en defensas o ancianos) deja abiertas una serie de interrogantes.


El sistema sanitario en el capitalismo imperialista no está preparado para enfrentar ni siquiera una epidemia de este tipo, ni en los países imperialistas y peor en los países semicoloniales. Sistemas de salud privatizados, convertidos en grandes negocios tanto en la prestación de servicios hospitalarios, como en la producción de medicamentos y tecnología médica, con un acceso limitado, restringido y poco eficiente para la población, no han podido dar abasto en medio de esta crisis. A los grandes negocios hospitalarios privados, a las aseguradoras, a los grandes laboratorios, y a las farmaceúticas también debería exigirse que colaboren, deberían ser intervenidos inmediatamente para que brinden sus servicios gratuitamente en estos momentos.

Los agoreros del capitalismo (no sólo del neoliberalismo) hoy se rasgan las vestiduras y se dan golpes en el pecho aceptando que tienen sistemas de salud poco preparados. Quienes meses atrás hablaban de recortes, e incluso habían limitado los fondos para la salud pública, hoy se la pasan hablando de la importancia ésta.


En Ecuador es importante recordar la lucha de los estudiantes de la salud y los internos rotativos cuando se les quería recortar su estipendio y reducir el presupuesto en salud que fue impulsado por el gobierno de Moreno. Se pasaron condecorando y entregando fondos a la Policía y al Ejército por la represión que efectuó en Octubre contra el pueblo, mientras el sector de la salud continuaba sin recibir mayores aportes. No podemos olvidar tampoco las denuncias a los graves hechos de corrupción llevados en la época del correísmo en el Ministerio de Salud Pública, cuando se compraron millones de dólares en medicamentos que no eran necesarios para la población y que lo tenían embodegados, mientras escaseaban otros que son básicos para muchos sectores.


La salud en el capitalismo imperialista es un negocio más, al que pueden acceder principalmente los sectores más pudientes, dejando en la indefensión sanitaria a la mayoría de la población. Hoy, los gobiernos burgueses del mundo entero, incluyendo al lacayo de Moreno, hacen hipócritamente un llamado a la comunidad médica a ponerse al frente, a apretar los tornillos, cuando en nuestro país ni siquiera cuentan con los cuidados básicos para ejercer su actividad en medio de esta pandemia.


¿Quiénes son los más golpeados? , ¿Cuál ha sido la actitud de los grandes banqueros y monopolistas?


El gobierno ecuatoriano ha anunciado una serie de medidas, que en el caso de la salud no han sido oportunamente tomadas y han dejado que el virus se expanda; y en lo social no toman en cuenta la realidad de los sectores populares, dejándolos en la indefensión, sin poder garantizarse ni siquiera sus medios de vida más básicos.


En Ecuador cerca del 60% de las personas no tienen empleo adecuado o una relación laboral estable que les asegure un salario mensual. Muchos de ellos trabajan en condiciones de informalidad, ganándose sus medios de subsistencia a diario. Si esta personas detienen sus actividades se mueren del hambre, pues no tienen la opción de tele-trabajar o de un organismo privado o estatal que les asegure su salario. El Estado ni siquiera ha tomado en cuenta a este sector y solo llama a que se confine en sus casas, no tienen ningún plan o medida que los respalde.


Sólo en Quito hay más de 30 mil vendedores informales. 30 mil familias que dependen de la venta diaria para poder comer cada día y que bajo estas condiciones no pueden trabajar. 30 mil personas que han tenido que trabajar en las calles por la falta de empleo en nuestro país, producto de una economía atrasada, que sustancialmente ha sido administrada de la misma forma por todos los gobiernos de turno. En este momento probablemente el sector más golpeado, y no solo por la vulnerabilidad en temas de salud, sino por la mismísima sobrevivencia de no poderse llevar un plato de comida a la mesa.


Las micro, pequeñas, y medianas empresas representan el 99% de negocios del Ecuador (revista EKOS, agosto 2019), siendo las microempresas el 90% del total, enfrentan una situación muy complicada, que incluso las puede colocar al borde de la quiebra, mientras los grandes magnates de los supermercados como el Grupo Supermaxi, Mi Comisariato, o Santa María, multiplican por cientos de miles sus ganancias. El gobierno no ha ejecutado ningún plan que les permita mejorar su economía.


Los canales de comunicación del gobierno de Moreno ante las medidas de prevención y acción de la población ante el coronavirus son completamente insuficientes. Esto se ha podido evidenciar fácilmente. Este problema es todavía más agudo en el caso de las zonas rurales, en donde la cobertura de teléfono, internet e incluso acceso a canales de televisión es sumamente limitada. En los principales centros poblados y cabeceras parroquiales es escasa, y casi nula en las comunidades montaña y selva adentro. El impacto de este virus en las comunidades campesinas e indígenas puede ser devastador.


Y qué decir de miles de personas en situación de calle, que no cuentan con un lugar donde aislarse y que sus condiciones de subsistencia se verán seriamente amenazadas pues muchos viven de la solidaridad de los vecinos, o de los pequeños restaurantes que los apoyan con algo de comida diariamente.


Los empresarios capitalistas, aún en esta crisis sanitaria y social, continúan priorizando sus ganancias, en desmedro de la clase trabajadora. En algunos sectores se ha introducido la modalidad de tele-trabajo, que desde ya no está exenta a recortes salariales o de personal. Se justifican una serie de despidos, de suspensión de la relación laboral (lo que implica no tener sueldo mientras dure esto), y de condiciones que flexibilizan y precarizan las relaciones laborales. Los burgueses están obligando a sus trabajadores a que acepten esta cuarentena como parte de sus vacaciones, como si estos momentos implicaran un asunto de dispersión o esparcimiento.


Mientras los grandes monopolistas están en sus casas viendo como sus cuentas engordan, miles de trabajadores se encuentran arriesgando su salud para no perder el trabajo, sin contar con ninguna retribución adicional, e incluso sorteando una serie de dificultades como la escasez de transporte. Empresas como el Grupo Supermaxi, Mi Comisariato, Supermercados Santa María, Hipermarket, Uber, Glovo, Rappi, las grandes cadenas de alimentos como KFC, Pizza Hut, Mc Donalds, etc., siguen explotando a miles de trabajadores en estos momentos, haciéndose más ricos, mientras cientos de pequeños negocios quiebran y miles de vendedores ambulantes se mueren del hambre.


Los banqueros no se quedan atrás, la declaratoria del gobierno de que la banca aportaría en esta crisis no ha pasado de ser un anuncio demagógico. La AsoBanca ha declarado que se refinanciarán algunos créditos y se extenderán los plazos de pago durante sesenta días. Sin embargo, este sector que ha tenido cientos de millones de ganancias el último año, no ha aportado ni un centavo directamente para los más afectados. Cabe señalar que el Banco del Pichincha, el más usurero y el que más utilidades percibe, se ha opuesto a extender los plazos de pago, Fidel Egas declaró que harán análisis individuales y que se tomará en cuenta sólo a quienes tengan un buen historial de pago.


Los altos funcionarios del gobierno, la alta burocracia estatal, tampoco aporta en nada en esta crisis. Sólo hacen llamados a que el pueblo se ajuste los pantalones, mientras ellos siguen ganando miles de dólares, accediendo a beneficios y negociados, a pensiones vitalicias, a estabilidad. Desnudan su hipocresía en cada declaratoria. Recorten pues presupuesto para militares y policías, bájense los sueldos, dejen de gastar en publicidad. Eso no lo harán jamás, pues no son más que parte de un aparato que sirve a los intereses de la clase dominante.


Los economistas burgueses cierran filas para justificar un paquetazo contra el pueblo. En un documento firmado por Alberto Dahik, Mauricio Pozo, Augusto La Torre, Abelardo Pachano, Vicente Albornoz, entre otros, sugieren: reducción del gasto corriente en nómina por 2 mil millones de dólares, lo que quiere decir despidos y recortes salariales en el sector público; eliminación del subsidio a la gasolina y diesel, un anhelo del FMI y el gobierno actual; “acuerdos entre trabajadores y patronos” que no es más que flexibizar las condiciones laborales en tiempo e intensidad de acuerdo a las necesidades de los capitalistas; reformas tributarias que beneficien a los grandes monopolios; eliminar el impuesto a la salida de divisas; y reducción de aranceles para los importadores. Desde ya se empieza a tejer una serie de medidas que buscan ser legitimadas en medio de esta conmoción social. Estas medidas ya empiezan a ser publicitadas por los medios de comunicación y voceros del gobierno. Recordemos que muchos de estos personajes han sido funcionarios públicos, desde vicepresidentes hasta ministros, y ya han hecho mucho daño a la economía del país anteriormente.


La respuesta del pueblo


En varias partes del mundo, a pesar de las medidas impuestas en esta coyuntura mundial, los sectores populares siguen luchando, encontrando formas de resistir a estas medidas y a la precaria situación de las masas populares. En Francia, miles chalecos amarillos se saltan las restricciones por el coronavirus y han salido a las calles a protestar. En Chile, a pesar de las condiciones de encierro obligatorio, se han organizado cacerolazos desde las casas, y se han formado comités de lucha y solidaridad entre el propio pueblo. En Ecuador, el Bloque Proletario se encuentra impulsando actividades de recolección de víveres para los vendedores ambulantes que marcan una verdadera solidaridad de clase.


Si bien es importante tomar en cuenta varias medidas que contribuyan a detener esta pandemia. Debemos estar claros que las actividades de las organizaciones revolucionarias y el pueblo no deben detenerse. Debemos adaptarnos a las circunstancias actuales, tanto en nuestros procesos de formación y generación de material, pasando por formas de solidaridad y apoyo entre las clases populares, hasta cuestiones que permitan persistir en la lucha.


El hambre no espera, y la situación de las masas populares se hace cada vez más grave. Los efectos de esta crisis sanitaria, que está derivada de una crisis económica y estructural del sistema, se sentirán con mayor dureza cuando todo vuelva a la normalidad. Las masas populares deben estar prestas a defender sus derechos y a no permitir que las justificaciones burguesas, tomando como excusa el coronavirus, descarguen nuevamente el peso de la crisis en las espaldas de los trabajadores y los sectores más vulnerables de la población.


¡El sistema capitalista imperialista es el causante de la crisis, no el coronavirus!


¡La salud continúa siendo un privilegio para pocos!


¡No dejaremos que descarguen el peso de la crisis en las espaldas de las masas populares y la clase proletaria!


¡La rebelión se justifica!


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