EL DATO COMO FARSA: metodología engañosa para analizar la situación laboral del Ecuador
Cifras dudosas de septiembre, ¿o de siempre?
Según el último informe del INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) sobre los resultados de la ENEMDU (Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo) para el mes de septiembre de 2020, el desempleo a nivel nacional se ubicó en 6,6%, reduciéndose 6,7 puntos porcentuales en tan solo 3 meses, pues para el mes de junio se reportaba una tasa de desempleo del 13,3%. Esta noticia causó conmoción e indignación, pues se notaba un claro fin político detrás de lo que muchos denominaron una manipulación de las cifras, aduciendo que éstas se habían maquillado con el fin de justificar las medidas anti-laborales adoptadas por el gobierno de Lenin Moreno y aprobadas en la Asamblea, como la conocida Ley Humanitaria (Ley de explotación).
Si bien la manipulación de las cifras en este contexto roza el descaro y deja en claro el estado de putrefacción evidente en el que se encuentra el gobierno, es importante analizar cómo en sí misma la metodología utilizada por el INEC, para determinar la clasificación del estado de empleo de las personas, posee ya una forma de encubrir la verdadera situación laboral del país.
La metodología utilizada no es un invento del INEC, pues tiene una influencia importante de instituciones como la OIT, quienes generan también ciertos parámetros para las estadísticas laborales. Estadísticas convenientes para un sistema capitalista que necesita alimentarse del desempleo, a través de una reserva importante de trabajadores sin ocupación (ejército de reserva laboral) para poder mantener los salarios al mínimo posible y extraer una mayor ganancia para la acumulación capitalista. La metodología no busca plantear una radiografía real de la situación laboral del país, al contrario, a través de una serie de categorías encubre la sobreexplotación y abuso que viven los trabajadores, e incluso logra que situaciones de servidumbre y esclavitud sean comprendidas como “empleo”.
El desempleo: un problema estructural
El desempleo es un problema estructural en los países semi-coloniales como el Ecuador. Esto implica que su naturaleza no es de carácter estacional, sino que su aparato productivo no tiene la capacidad de generar fuentes de trabajo dignas para una gran porción de la población de forma permanente, debido a su limitada producción especializada tanto de bienes de consumo, como de capital. Es así como las cifras de desempleo que se han reportado históricamente en el país son un intento de esconder la incapacidad de nuestras economías para absorber a la gran masa laboral, escondiendo y empujando a los desempleados a trabajar en un sector informal, de auto-subsistencia, familiar y de pequeña producción no regulada.
Clasificación del empleo: definiciones abiertas y nombres engañosos
Para comprender de mejor manera la forma en que se oculta una realidad que supera las estadísticas, es necesario analizar las definiciones bajo las cuales se clasifica el empleo.
Según el INEC, se considera que una persona posee empleo si está en edad de trabajar y “durante la semana de referencia, se dedicaba a alguna actividad para producir bienes o prestar servicios a cambio de remuneración o beneficios”(INEC, 2015). Dentro del grupo de personas que poseen empleo se encuentran quienes: 1) trabajaron en un puesto de trabajo al menos una hora; y 2) poseen un empleo, pero están en una ausencia temporal del puesto de trabajo, como vacaciones, o la naturaleza misma del trabajo.
Si se considera que una persona por el simple hecho de haber trabajado una hora durante la semana de referencia y haber recibido un pago por ello (monetario o en especie) se encuentra empleada, podemos comprender por qué las cifras de desempleo en Ecuador se han mantenido en niveles tan bajos históricamente. Estas cifras ciertamente tienen una orientación clara a esconder la realidad que viven millones de ecuatorianos que no han podido insertarse en el mercado laboral (semiproletarios, desempleados, trabajadores ocasionales) y que no cuentan con un empleo fijo, o que al menos les asegure una subsistencia digna.
Una vez que se ha realizado la clasificación del grupo de quienes poseen empleo y quienes están desempleados, se procede a clasificar el tipo de empleo tomando las siguientes categorías: empleo adecuado, empleo inadecuado que comprende a: subempleo (que a su vez se divide en: subempleo por insuficiencia de horas y subempleo por insuficiencia de ingresos), empleo inadecuado no remunerado, y empleo no clasificado.
El empleo adecuado se enmarca en dos condiciones específicas: 1) si la persona trabajó igual o más de 40 horas a la semana, y 2) si obtuvo un ingreso mayor o igual al salario básico como retribución de ese trabajo, según dicta la normativa. Bajo ese esquema, los mismos informes metodológicos para la clasificación del empleo del INEC establecen que el empleo adecuado es una categoría inferior al empleo digno, pues no contempla categorías como afiliación al seguro social, derecho a vacaciones, y demás derechos de los trabajadores. En ese sentido, una madre de familia vendedora ambulante, que trabaje 12 horas al día en la calle para llevar el sustento a su hogar, cabría dentro de la categoría de empleo adecuado, si al final del mes anterior a la realización de la encuesta pudo alcanzar un ingreso equivalente al salario básico.
La trampa es clara, ¿por qué enmarcar dentro del empleo adecuado algo tan abierto como trabajar 40 horas o más a la semana? Se puede decir que es para recoger a aquellos trabajadores que deben realizar horas extras en su trabajo; sin embargo, esta definición encubre la sobreexplotación que sufren aquellos trabajadores y trabajadoras cuya jornada laboral excede las 8 horas al día, que recordemos fue un derecho alcanzado históricamente por la clase obrera, para poder alcanzar un ingreso mínimo que les permita sobrevivir y mantener a sus familias.
Incluso al establecer el ingreso mínimo que se utilizará para clasificar a los trabajadores se informa que se puede utilizar un “criterio legal”, según el cual se puede fijar como mínimo satisfactorio (ingreso mínimo aceptable) otras opciones, como el ingreso medio o mediano del sector o rama económica a la que pertenece el trabajador. La metodología no es clara respecto a cómo se toma la decisión de elegir el salario básico o el ingreso medio del sector al que pertenece el trabajador, dejando más dudas que respuestas sobre esta dudosa clasificación.
¿En qué sentido se puede decir que alguien que trabaja 60 horas a la semana para ganar un salario básico tiene un EMPLEO ADECUADO? Sin duda, el nombre es engañoso y esconde realidades mucho más complejas respecto a la precarización y sobreexplotación que existe en el país.
Ahondando más en las definiciones encontramos al empleo inadecuado. Se encuentran dentro de esta categoría las personas que no satisfacen uno de los criterios mínimos establecidos en la ley respecto a las horas de trabajo semanales o al ingreso. El subempleo, otro empleo inadecuado y empleo no remunerado, pertenecen a esta categoría. Se detalla a continuación las condiciones que engloban cada una de las categorías.
Es importante resaltar la última condición que se puede observar en la tabla, en la cual el trabajador “desea o tiene disponibilidad para trabajar más horas”, pues resulta una forma más de encubrir como una gran porción de los trabajadores no “desean” trabajar más, sino que se ven empujados por la necesidad a trabajar tantas horas como les sea posible para obtener un ingreso que les permita la subsistencia. Esta es una forma más de insultar la situación real de los trabajadores, manipulando las cifras a conveniencia, generando clasificaciones con criterios absurdos para poder encubrir como el sistema capitalista va degenerando gradualmente la condición de los trabajadores.
Pero por si eso fuera poco, se ubica dentro de la cifra de personas que poseen empleo a los trabajadores no remunerados del hogar, trabajadores no remunerados en otro hogar, ayudantes no remunerados y jornaleros; enmarcados en la categoría de “empleo no remunerado”. Una forma más de encubrir la cifra de desempleo, pues, aunque no sea remunerada la actividad realizada por el trabajador, este sí posee un “empleo” según estas definiciones.
¿Qué hacer?
Es impresentable que este tipo de definiciones sean las que se usan para reportar las estadísticas, y que sea en base a cifras engañosas que se analiza la situación económica del país. La economía burguesa genera mecanismos para adecuar la realidad a lo que el poder necesita que sea dicho, y no a lo que realmente sucede. Este tipo de metodologías y clasificaciones son la razón fundamental por la cual es necesario comenzar una corriente científica revolucionaria que desmienta los artificios de la economía burguesa y devele la situación real de los trabajadores, señalando al verdadero problema de raíz: el sistema capitalista en su fase imperialista.
No hacemos economía para el pueblo, somos el pueblo organizado denunciando el falseamiento de la realidad perpetrado por la economía burguesa. La verdad es siempre revolucionaria.
NOTA: Todas las definiciones presentadas en este documento son extraídas del documento EMPLEO Y CONDICIÓN DE ACTIVIDAD EN ECUADOR realizado por el INEC.
Referencias
INEC. (2015). EMPLEO Y CONDICIÓN DE ACTIVIDAD EN ECUADOR. Revista de Estadística y Metodologías .