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Movimiento Vientos del Pueblo

LA OMNIPRESENCIA DE LA IDEOLOGÍA: HEGEMONÍA Y DESMOVILIZACIÓN SOCIAL


¿Cómo responden las personas de los sectores populares al dramático descenso del bienestar material? ¿Por qué algunas personas se politizan y se unen a movimientos sociales, mientras que otras recurren a estrategias individuales para hacer frente a la situación? Para abordar estos cuestionamientos se partirá de algunos aportes de Gramsci, Marx y Lenin en torno a la ideología, la falsa conciencia y la hegemonía, y su relación con la desmovilización social.


Para empezar, Antonio Gramsci, quien desarrolló la teoría de la hegemonía, consideraba que el estado capitalista estaba formado por dos esferas superpuestas, una sociedad política (que gobierna mediante la fuerza) y una sociedad civil (que gobierna mediante el consentimiento). Este es un significado de sociedad civil diferente de la visión asociativa común en la actualidad, que define a la sociedad civil como un sector de organizaciones voluntarias y ONGs. Gramsci veía a la sociedad civil como la esfera pública donde los sindicatos y los partidos políticos obtenían concesiones del estado burgués, y la esfera en la que se formaban las ideas y creencias; es decir, donde la hegemonía burguesa se reproducía en la vida cultural a través de los medios de comunicación, las universidades y las instituciones religiosas para fabricar consentimiento y legitimidad. En pocas palabras, la burguesía logra mantener su posición dominante en la sociedad a través del consentimiento y la violencia estatal.


El consentimiento se viabiliza mediante el poder omnipresente de la ideología, los valores y las creencias, útil a su vez para reproducir las relaciones de clase. En ese sentido, Marx reconoció que la explotación económica no era el único motor detrás del capitalismo, y que el sistema es reforzado por un predominio de las ideas y valores de la clase dominante, que conduce al desarrollo de una falsa conciencia que dificulta el reconocimiento y rechazo de la opresión. Es así como muchas personas de los sectores populares en Ecuador han llegado a creer que comparten los mismos intereses que la burguesía.


Por su parte, Lenin argumentó que el poder de la ideología burguesa era tal que, abandonado frente a los dispositivos del capitalismo, el proletariado podría, a lo mucho, alcanzar una conciencia sindical-economicista-espontánea, con el deseo de mejorar sus condiciones materiales, pero dentro del sistema capitalista.


Ahora bien, la hegemonía se impone con el objetivo de convencer a la sociedad de que el orden existente es natural y por lo tanto legítimo. En consecuencia, muchos se esfuerzan por defender los intereses del capital, sin siquiera percibirlo. No obstante, la hegemonía no es un proceso unidireccional, sino dialéctico entre bandos desiguales en el que las clases populares pueden apoyar, remodelar o desafiar los intentos de la clase dominante de sostener su hegemonía.


Los aportes de Marx, Lenin y Gramsci son cruciales para comprender la movilización y desmovilización de los sectores populares. La burguesía reafirma constantemente la hegemonía mediante discursos que explican la pauperización como resultado de las decisiones individuales, o como un estado temporal en el ciclo económico que pronto terminará; frente a ello, es muy probable que las clases populares interioricen e individualicen la crisis y adopten estrategias de autosuperación que están a su disposición como resultado de sus redes y capital social.


A modo de cierre, cabe reconocer las implicaciones políticas y prácticas de los planteamientos de Gramsci, pues permiten recordar la urgencia de la lucha en el campo de las ideas; y la propuesta de Lenin en cuanto a la necesidad de una politización del proletariado: el paso de lo espontáneo a lo consciente.



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