Los vendedores ambulantes en la emergencia sanitaria y la solidaridad entre el pueblo
Las élites económicas y políticas del país pretenden aplicar las mismas medidas que impulsan los países imperialistas para contrarrestar la pandemia del COVID-19, desconociendo las diferencias estructurales entre ambos. El gobierno de Moreno decretó Estado de Excepción y Toque de Queda sin tomar en cuenta que cientos de miles de trabajadores informales subsisten a partir de su trabajo diario; es decir, si no trabajan, no comen. Los discursos de los medios de comunicación, empresarios y algunos sectores de la clase media, llamaban a cumplir estas órdenes, sin reflexionar o importarles por un momento la realidad de un segmento muy importante de nuestra población: los vendedores ambulantes.
Ecuador es un país semicolonial, donde se desenvuelve un capitalismo atrasado que no ha podido desarrollar la industria, y tampoco resolver el problema agrario. Varios segmentos de los sectores populares, entre ellos los desempleados y los campesinos arruinados, no encuentran otra forma de subsistencia más que ganándose unos dólares comerciando productos en las calles de las grandes ciudades. En el país tan sólo el 38% de la Población Económicamente Activa (PEA) cuenta con trabajo adecuado, mientras más del 60% está expuesto al desempleo, sub-empleo o formas precarizadas o temporales de trabajo. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 50% de los trabajadores de América Latina son informales, un total de más de 130 millones de personas. Las clases dominantes y el Estado, de la manera más absurda e irracional, han emprendido campañas orientadas a prohibir y criminalizar la actividad de los vendedores ambulantes, éstas van desde lo mediático, hasta el despojo violento de sus productos por parte de la policía metropolitana. El 52% de comerciantes informales son mujeres, quienes a su vez se ven expuestas a los peligros de la calle: violencia, acosos, agresiones, robos. Los trabajadores ambulantes están expuestos a formas de trabajo ultra-precarizadas, peligrosas, y sin ningún tipo de estabilidad laboral, o cobertura social. Sus ingresos, en la mayoría de casos, según el Banco Central del Ecuador, oscilan entre los $150 y $250 dólares, rubro con el que en muchas ocasiones deben sobrevivir más de cinco o seis personas. Incluso, en muchas ocasiones, pierden gran parte de sus productos en manos de la policía municipal, quienes se los arrebatan generalmente de manera violenta.
En esta coyuntura, marcada por la emergencia sanitaria, han sido uno de los sectores más marginados, excluidos y criticados. Es importante que comprendamos que los vendedores ambulantes si no trabajan no comen. Ellos no cuentan con un sueldo mensual, sino que tienen que buscarse la subsistencia diariamente. Quedarse en casa no es una solución real para cientos de miles de comerciantes informales del país, más aún cuando el viejo Estado ni siquiera les ha garantizado su alimentación, provocando una desesperación que con el pasar de los días se vuelve insostenible. A algunos han entregado unas míseras canastas, que en su costo no superan más de los cinco o seis dólares, y que no solucionan más de dos días de alimentación. Los operativos de las alcaldías y el gobierno central se han vuelto más fuertes en esta época y muchos han perdido sus productos en manos de la policía municipal y nacional. Al no contar con un empleo formal no están afiliados al IESS, lo que dificulta su atención en el sistema de salud pública; tampoco cuentan con los recursos necesarios para comprar mascarillas, guantes, jabón líquido, etc., lo que los vuelve más vulnerables en esta situación.
Sin duda, los vendedores ambulantes son uno de los sectores más golpeados en la actual emergencia sanitaria. Si el viejo Estado nunca ha visto por ellos, tampoco lo hará en esta situación. Es así que se vuelven fundamentales las formas de solidaridad generadas entre el mismo pueblo. El Bloque Proletario y la Asociación de Trabajadores Autónomos Organizados (ASOTRAB), a través de la campaña Solidaridad entre el Pueblo, que consistió en captar aportes mediante transferencias electrónicas, lograron comprar artículos de primera necesidad, especialmente víveres, para varios familias de vendedores ambulantes de la ciudad. La respuesta fue inmediata, muchos hermanos de clase, varios de los cuales tampoco están en una buena situación económica, apoyaron incluso desde uno o cinco dólares en adelante, recaudando el valor de 1790 dólares la primera semana, con lo que se pudo comprar víveres y se armó canastas de $35 cada una, víveres que fueron comprados en bodegas populares y no en supermercados, para apoyar de esta manera la economía de los pequeños propietarios. Se entregaron 52 canastas que fueron repartidas en los hogares de acuerdo a la lista de vendedores ambulantes que maneja ASOTRAB, dando prioridad a los compañeros de la tercera edad y con todas las medidas sanitarias que han sido dispuestas. Estas formas de solidaridad deben multiplicarse, actualmente se lleva a cabo la segunda campaña Solidaridad entre el Pueblo.
¡Que el pueblo siga apoyándose en estos momentos, y especialmente en la lucha popular para acabar con el podrido sistema capitalista imperialista!