Breve Historia de la Revolución China
El 1ero de octubre de 1949, las masas populares, dirigidas por el proletariado y su partido, tomaban el poder y fundaban la República Popular China. Este hecho, junto a la revolución rusa, forma parte de los dos más grandes hitos de los explotados en la historia de la sociedad.
La revolución china liquidó la semifeudalidad y puso fin a la dominación de los terratenientes, la gran burguesía y el imperialismo. Forjó un nuevo camino para la construcción del socialismo, haciendo énfasis en el papel de las masas y su lucha política. Se desarrollaron rápidamente las fuerzas productivas sobre una nueva base de relaciones sociales. El arte, la cultura y la ciencia fueron puestos al servicio del pueblo. Todo esto desató una lucha a muerte entre los seguidores del camino capitalista y los comunistas.
Las enseñanzas de la revolución china no se limitaron a los aspectos prácticos de la lucha de clases, sino que permitieron el desarrollo cualitativo del marxismo leninismo gracias a los aportes filosóficos, económicos y políticos de Mao Tse Tsung. Además, ejerció una influencia bastante positiva en el Movimiento Comunista Internacional, lo cual permitió el establecimiento de luchas y guerras populares en varias partes del mundo. En este artículo exploraremos de manera breve las etapas más importantes de esta gran gesta histórica.
La sociedad feudal
China fue una sociedad básicamente feudal cerca de tres mil años. A pesar de su gran extensión geográfica era un país atrasado, gobernado por dinastías, caciques locales, y terratenientes, oprimía de manera brutal al campesinado y a otros sectores. Predominaba una economía natural en la que los campesinos producían no sólo sus alimentos, sino muchas veces los artículos artesanales que necesitaban. Los terratenientes concentraban la mayoría de la tierra, obligando a los campesinos a trabajar en éstas, además les arrendaban algunas extensiones y les cobraban una serie de impuestos y tributos que hacían cada vez más miserable su situación. Las rebeliones de los campesinos eran aplastadas por los poderes locales y por el Estado feudal-terrateniente; sin embargo, estos levantamientos golpeaban las estructuras feudales haciéndolas evolucionar parcialmente.
El desarrollo del capitalismo burocrático
El punto de inflexión que permitió trascender la feudalidad se produjo con la Guerra del Opio (1839-1842). Los ingleses introducían en China, desde inicios de los años treinta, el opio que producían en la India, asegurándose grandes ganancias mediante su comercialización. Su objetivo era equilibrar la balanza de pagos que se había tornado negativa por las altas compras de té chino que realizaban. La dinastía Qing buscó limitar el consumo de opio. En 1839 confiscaron más de 20 mil cajas a los ingleses, lo que daría inicio a una guerra. Las tropas inglesas terminaron doblegando a la dinastía, abriendo a China, por primera vez, de manera estructural, al comercio internacional. Se firmó el Tratado de Nankin que aseguró los puertos gratuitamente para los ingleses, se les brindó concesiones comerciales, pagándoles además una alta indemnización, y entregándoles la Isla de Hong Kong.
Este hecho modificó la fisonomía de China, pues el país asiático comienzó a ceder paso a la penetración imperialista, principalmente inglesa, lo cual trajo consigo un cierto desarrollo industrial y comercial que fue convirtiéndolo de una sociedad feudal en un país semi-feudal.
Desde ese momento China pasó a ser un país sometido a la opresión extranjera, primero por parte de los ingleses y posteriormente por los japoneses, hasta después de la 2da Guerra Mundial, donde Estados Unidos comenzaría a incrementar su influencia. Esta dominación no tenía por objetivo convertir a China en un país capitalista, sino someterlo de manera estructural como apéndice del imperialismo.
Al penetrar en nuestro país, las potencias imperialistas de ningún modo se proponían transformar a la China feudal en una China capitalista. Su objetivo era todo lo contrario: hacer de ella una semicolonia o colonia. Para ello, las potencias imperialistas han utilizado y siguen utilizando todos los medios de opresión militar, política, económica y cultural, lo que les ha permitido convertir gradualmente a China en una semicolonia y colonia. (Tse-Tung, 1968)
La dominación extranjera se ejercía a través del endeudamiento al que era sometido el país asiático; la firma de una serie de tratados comerciales desiguales, que aseguraban a las potencias imperialista el control de puertos, aduanas y comunicaciones; y el manejo de los principales sectores de la economía; todo ello implementado especialmente mediante guerras de agresión y ocupación, y la formación de una clase comerciante y usurera que representaba los intereses extranjeros, perpetuando formas de explotación precapitalistas que les aseguraban altos márgenes de ganancia.
Han hecho de la clase terrateniente feudal de China, al igual que de la burguesía compradora, el pilar de su dominación en China. El imperialismo “se alía en primer término con las capas dominantes del régimen social precedente -- los señores feudales y la burguesía comercial-usurera --, contra la mayoría del pueblo. En todas partes, el imperialismo intenta preservar y perpetuar todas aquellas formas de explotación precapitalistas (particularmente en el campo), que son la base de la existencia de sus aliados reaccionarios.”[22] “[. . .] el imperialismo, con todo el poderío financiero y militar que tiene en China, es la fuerza que apoya, alienta, cultiva y conserva las supervivencias feudales, con toda su superestructura burocrático-militarista.” (Tse-Tung, 1968)
Es así como China pasa de ser una sociedad feudal a convertirse en un país semi-feudal, colonial y semi-colonial. Empieza a gestarse así lo que Mao denominaría un capitalismo burocrático, como forma especial de capitalismo que desarrolla el imperialismo en un país atrasado. Éste se sostenía en una triple alianza formada por grandes burgueses, terratenientes e imperialistas. La dinastía ya no representaba los intereses de las fuerzas emergentes de la sociedad y comenzaron a darse una serie de revueltas económicas y políticas que terminarían con su derrocamiento.
A medida que la lucha de clases se agudizaba, especialmente contra la dominación de la nobleza y los terratenientes, el imperialismo tuvo que aplacar varias sublevaciones democráticas, tales como la Revuelta de Taiping. En este contexto, se desencadenó también el Movimiento Bóxer, que puso en jaque a la dinastía y le obligó a ponerse del lado del pueblo contra el imperialismo para no sucumbir, pero ello fue efímero, puesto que los imperialistas invadieron el país y obligaron a la dinastía a firmar otro humillante acuerdo.
Posteriormente surgió el movimiento democrático burgués, representado por la Liga Revolucionaria, que tenía como objetivo convertir a China en una nación moderna y una avanzada democracia, basándose en los tres principios del pueblo: independencia, soberanía y bienestar. Así pues, la monarquía agonizante pasó de un intento de convertirse en régimen constitucional, a la total alianza y entrega al imperialismo. Entre octubre y noviembre de 1911 estallaron sublevaciones que vencieron en 17 de las 21 provincias, en las que la principal fuerza fue el campesinado, destacándose también los obreros y pequeños comerciantes. De esta forma, en enero de 1912 se fundó la República de China.
La inauguración de la república no logró liquidar totalmente a los terratenientes, a los señores de la guerra y a varios remanentes de la dinastía. Se dieron varios episodios de confrontación entre éstos, los burgueses nacionalistas, la gran burguesía pro-imperialista y las masas populares, en un país fraccionado que no había logrado estructurar su unidad nacional. La postura democrática estaba representada por la Liga Revolucionaria del Pueblo y el Dr. Sun Yat Sen, quien buscaba convertir a China en una nación independiente y quien, después del triunfo de la revolución rusa, consideraba que debía establecerse una alianza con el país socialista. Sin embargo, en 1928, Sun Yat Sen muere y toma el control del partido el ala derecha, encabezada por Chiang Kai-Shek, quien era profundamente anticomunista y representaba los intereses del imperialismo inglés y norteamericano.
La creación del Partido Comunista de China, la guerra de resistencia contra Japón y el triunfo de la revolución
En 1921 surgió el Partido Comunista de China (PCCh), el cual empezó a guiar a nivel teórico y organizativo la lucha de las masas populares. El Partido buscó aplicar una estrategia similar a la desencadenada por los bolcheviques en Rusia; es decir, centrar su lucha en las ciudades y en la organización de los obreros. Dicha estrategia no dio los suficientes resultados, pues las características de la sociedad china eran diferentes a las de Rusia. China no había logrado desarrollar la industria y era básicamente un país campesino. La aplicación de esta estrategia provocó una serie de reveses al partido que casi lo liquidan.
En 1926, Mao Tse Tsung escribió: Análisis de clases de la sociedad china, donde establecía que China era un país semifeudal y semicolonial, en el cual las masas campesinas serían la fuerza motriz de la revolución, guiadas por el proletariado y su partido. Ello permitió un cambio de orientación en la política partidaria que comenzó a centrar su estrategia en la organización de las masas campesinas contra los terratenientes y los señores de la guerra. El PCCh creó el Ejército Rojo en 1928, casi a la par de la muerte de Sun Yat Sen, y la asunción del control del KMT (Kuomitang) por parte del ala derechista y anticomunista. En 1931 Japón invadió Manchuria tomando el control de varias zonas de la República China. Ese mismo año el PCCh logra fundar la República Soviética de China, en las zonas montañosas de la provincia de Jiangxi. Mao sería su presidente, pese a que quienes controlaban el partido eran los dirigentes vinculados a la URSS.
Desde que Chiang Kai-Shek asumió el control del partido, sus esfuerzos se orientaron a acabar con los comunistas. Es así que el gobierno ejecutó desde 1930 cuatro campañas de cerco y aniquilamiento para acabar con el Ejército Rojo y el PCCh; sin embargo, estas fracasaron y las fuerzas comunistas salieron más fortalecidas.
En octubre de 1934, el KMT lanzó su 5ta campaña de cerco y aniquilamiento, movilizando más de 1 millón de efectivos para acabar con las fuerzas comunistas, que apenas sobrepasaban los 100 mil combatientes. Esta ofensiva obligó a los comunistas a emprender una retirada, que es conocida como: La Larga Marcha. Al llegar al Soviet de Jiangxi, las fuerzas del KMT asesinaron a más de 28 mil combatientes que se quedaron en la retaguardia. El resto, más o menos 86 mil hombres, iniciaron la retirada. Durante un año recorrieron más de 12 mil kilómetros, combatiendo casi todos los días, luchando contra el asedio del enemigo y el hambre.
En China existían cuatro divisiones del Ejército Rojo. La primera estaba comandada por Mao. En la batalla del río Xiang, el Primer Ejército Rojo logró romper uno de los cercos, aunque al costo fue de 56 mil bajas, viendo reducida la columna a solo 30 mil efectivos. Posteriormente se encontraron con la 4ta división que estaba formada por 100 mil combatientes. Se dieron varios problemas entre Zhang y Mao, quien estableció la necesidad de dirigirse al Noreste, mientras Zhang sostenía que debían hacerlo hacia el Oeste para estar más cerca de la URSS. Mao se dirigió con su división hacia el norte, y el grupo de Zhang fue casi liquidado por el KMT. El grupo de Mao se dirigió hacia Shanxi a donde arribaron el 20 de octubre de 1935 con tan sólo 8 mil hombres. En los posteriores meses se encontraron con las otras divisiones para reagruparse y continuar. En dicha época Mao se había convertido en el dirigente principal del PCCh. A pesar de las bajas, Mao tenía profunda convicción en que la situación se revertiría, señalando que la línea política es lo que define todo y que si habían perdido hombres, armas y posiciones, las podrían recuperar.
Durante la invasión japonesa a Manchuria, Chai Kang Shek se negó a establecer cualquier tipo de vínculo con el PCCh. Ante el peligro de que Japón extienda su influencia, dos generales lo secuestraron, obligándolo a firmar una tregua con las fuerzas comunistas. Se acordó formar el segundo Frente Único Antijaponés entre los dos partidos. En 1937, Japón declaró la guerra a China de manera abierta y empezó a asediarla. Los comunistas continuaron incrementando su influencia en varias zonas de China, especialmente en el norte, mientras el KMT mantenía el control en el sur.
Mao escribiría en esa época dos textos fundamentales: Sobre la Nueva Democracia y Sobre la Guerra Popular Prolongada, estableciendo que la forma de liquidar al capitalismo burocrático era a través de una revolución democrática de nuevo tipo, dirigida por el proletariado en alianza con las masas oprimidas, especialmente el campesinado, que resuelva las tareas que la gran burguesía china no había podido realizar: desarrollar la industria; liquidar la feudalidad; y convertir a China en un país independiente. La forma de llevar adelante esto sería mediante una guerra popular prolongada que incorporaba a los campesinos a la lucha armada, mediante el cumplimiento de su reivindicación principal: la tierra, cercando las ciudades desde el campo. Estos aspectos fueron cumpliéndose desde los años veinte hasta el triunfo de la revolución en 1949.
Desde 1937 hasta 1945 se libró una batalla entre las fuerzas comunistas y el KMT contra el imperialismo japonés. A pesar de las constantes rupturas de la tregua por parte del KMT, el PCCh mantuvo la alianza, pues comprendía que el objetivo fundamental en ese momento era derrotar a los invasores extranjeros. Las fuerzas comunistas jugaron un papel determinante para poner fin a la dominación de Japón, que en el contexto de la II Guerra Mundial fue derrotado.
Desde 1945 a 1949 las fuerzas comunistas y el KMT se enfrentaron. La influencia de Estados Unidos en China fue creciendo, dotando de armas y equipamiento militar al gobierno para que acabe de una vez con el PCCh. Pese a ello, las fuerzas comunistas seguían expandiéndose hasta terminar derrotando al gobierno y estableciendo el poder en toda china el 1 de octubre de 1949.
Los primeros años de construcción del socialismo
China pasó de ser un país oprimido por el imperialismo a ser una nación independiente, pero no del tipo burgués clásico, sino una sociedad dirigida por las amplias masas de campesinos y obreros y sus expresiones organizativas como el PCCh. Al inicio tuvo que sortear serias dificultades para romper con las viejas relaciones de producción y el atraso. Mao señalaba: La lucha contra el capitalismo burocrático tiene un doble carácter, por un lado lucha contra el capital comprador, lucha que entra dentro del cuadro de la revolución democrática; y por otro lucha contra la gran burguesía, lucha que forma parte de la revolución socialista. Esto se logró bajo la alianza obrera, campesina y de la pequeña burguesía, pero principalmente obrera-campesina, bajo la dirección proletaria del PCCh. En siete años, desde 1949, se cumplió en lo fundamental la transformación socialista de la propiedad, tanto en la industria como en la agricultura.
Las principales medidas de esta época fueron: confiscación inmediata de las propiedades de los imperialistas y del capitalismo burocrático; se implementó paso a paso la transformación del capitalismo nacional aprovechando su papel positivo para rehabilitar y desarrollar la economía, utilizándolos además para administrar las empresas mixtas, las empresas estatales recibían el grueso de las inversiones y constituían el sector principal. Se dieron algunos problemas: sabotaje de los capitalistas nacionales que estaban en los puestos administrativos, y la resistencia directa de los viejos capitalistas y terratenientes. El partido lanzó la campaña contra los tres yerbas venenosas: la corrupción, el despilfarro y el burocratismo; y los cinco males: soborno, la evasión de impuestos, el robo de bienes del Estado, la estafa y el hurto de informaciones económicas.
Se dio una lucha interna en el partido contra la línea revisionista de Liu Shao Chi, quien sostenía seguir y profundizar la Nueva Democracia y no pasar al socialismo. Los revisionistas propusieron la “teoría de la base económica sintetizada” sobre la armonía del sector privado y estatal, manifestando además que la superestructura debía servir a ambos sectores. Se oponían a las cooperativas agrícolas y sostenían que sin desarrollo de la industria pesada (de tecnología extranjera) no se podría colectivizar el campo.
En 1953 se lanzó el Primer Plan Quinquenal, manteniendo el modelo soviético basado en la propiedad estatal del sector moderno, las grandes unidades de colectivos en la agricultura, y la planificación económica centralizada. Pretendían basar su desarrollo en la industria pesada, a expensas de la industria ligera y la agricultura. En esta época se desarrollaron industrias claves como la producción de hierro, acero, carbón, cemento, electricidad, y construcción de maquinaria.
En 1955 Mao señaló que lo que subsistía primordialmente en el campo era la propiedad de los campesinos ricos, mezclada con un inmenso océano de propiedad campesina individual. La consigna fue pasar de las pequeñas a las grandes cooperativas. Dicho proceso se agudizó hacia 1957.
A pesar de los avances alcanzados en esta época, aún existían algunos problemas derivados de las características económicas del país. Éstos se agravaban por la influencia que ejercían los seguidores del camino capitalistas. Los revisionistas promulgaron, en 1956, una nueva variación de la teoría de las fuerzas productivas, donde señalaban que la principal contradicción de la sociedad china estaba entre el atraso de las fuerzas productivas y el avance del sistema socialista, tratando de presentar ello como un problema estrictamente económico. La línea proletaria del partido, encabezada por Mao, sintetizó, en un texto denominado Sobre Diez Grandes Relaciones, la importancia de desarrollar también la industria ligera, profundizar el avance de la agricultura, combinar el desarrollo local con el nacional, y ampliar el frente ideológico y político con la educación y movilización de las masas populares. Se motivó el pensamiento crítico y la lucha de ideas sobre la conducción del partido y el Estado.
Que se abran cien flores y compitan cien escuelas de pensamiento
Entre 1956 y 1957 el Partido Comunista (PCCh) lanzó la campaña: Que se abran cien flores y compitan cien escuelas de pensamiento, como una orientación para promover el desarrollo del arte, la ciencia e impulsar una cultura socialista. La batalla en el terreno de las ideas y la política fue planteada como el aspecto central para poder avanzar en la construcción de socialismo y que las masas se incorporen de manera decisiva en dicho proceso.
Esta política alentó las críticas y el debate acerca de los problemas políticos y económicos que aquejaban al país. Durante tres años, miles de intelectuales (muchos de los cuales provenían de familias prósperas) tomaron cursos y talleres de pensamiento revolucionario y de lucha de clases. Mao alentó a la gente a ventilar sus críticas, siempre y cuando fuesen constructivas.
El objetivo de esta campaña fue demostrar la supremacía del marxismo en todos los aspectos de la vida social. El socialismo no podía imponerse administrativamente, o mediante la censura de otras ideas o corrientes, sino que debía superarlas en el debate y la discusión, ello garantizaría su aprehensión y adopción por parte de las masas populares.
El Gran Salto Adelante
Entre 1958 y 1959 tiene lugar el Gran Salto Adelante. Los campesinos habían comenzado a unir espontáneamente sus tierras y a resolver algunos problemas concretos para mejorar su economía. Mao y el ala revolucionaria del partido apoyaron dicha iniciativa, fomentando la creación de comunas populares. Los objetivos del Gran Salto Adelante fueron:
- Crear una agricultura sustentable, no sólo a través del trabajo cooperativo de la tierra, sino además generando equipos de ayuda mutua que construyan pequeñas obras de infraestructura necesarias para cada comuna.
- Incorporar a las masas campesinas en la gestión de los diferentes problemas administrativos y políticos.
- Atacar la cultura patriarcal y vincular a la mujer a la producción sacándolas del “hogar”.
- Disminuir las diferencias entre campo y ciudad incorporando ciertos elementos industriales en el campo
- Movilizar la vasta mano de obra existente para suplir las deficiencias y limitaciones técnicas
- Implementar la técnica en unidades productivas más grandes
- Generar autosuficiencia local en lo político, económico y social.
- Prevenir la agresión militar por parte del imperialismo estadounidense o el revisionismo que se había hecho del poder en la URSS.
Se generaron más de 25 mil comunas que contaban con cerca de 5 mil familias cada una. La sociedad china fue lanzada hacia adelante, logrando profundizar el proceso de cooperativización. Las masas empezaron a tomar un papel más activo en la construcción del socialismo. Sin embargo, en esta época, se dieron una serie de desastres naturales, que combinados con ciertos errores de planificación y una ardua lucha de clases con algunos sectores del partido, desencadenaron varios problemas. Este hecho fue aprovechado por el ala revisionista para retomar el control político.
Después de un repliegue del sector revolucionario, las fuerzas revisionistas promulgaron una serie de medidas pro-burguesas condensadas en 70 Artículos, que incluían: restauración del control exclusivo de los ministerios; establecer el mercado como principal objetivo de la producción; cierre de industrias que no reportaran ganancias; cancelación de proyectos de construcción; instituir el trabajo a destajo; disminuir el tiempo de estudio político para los trabajadores; acabar la lucha política en las fábricas; y mejorar el “bienestar” de las masas promoviendo el economicismo. Sostenían que se debía acabar con el caos generado por el Salto Adelante. Manifestaron además que la política debía ser realizada por los “expertos” y que las masas tenían que dedicarse exclusivamente a producir.
Mao señaló en esos momentos que la planificación no es sólo una cuestión técnica, sino que detrás de ella siempre hay una ideología, y que es fundamental no olvidar nunca la lucha de clases.
La Gran Revolución Cultural Proletaria
El ala revisionista tomó el control del partido durante varios años, hasta que en 1966 el ala revolucionaria del partido, comandada por Mao, impulsó la Revolución Cultural. Una revolución dentro de la revolución, donde se hacia un llamado a las masas a educarse, movilizarse y participar activamente en la vida política del país, y combatir a los seguidores del camino capitalista en el partido, tomando en cuenta siempre la diferencia entre las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones con los enemigos de clase. Se buscaba ir desbrozando el camino para cumplir con las “4 todas”: abolición de todas las diferencias de clase, abolición de todas las relaciones de producción (es decir, económicas) en que éstas descansan, abolición de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, y revolucionarización de todas las ideas que corresponden a dichas relaciones sociales.
El objetivo de la revolución cultural era resolver el problema de la concepción del mundo; es decir, que las masas aprehendan el marxismo leninismo y puedan identificar y luchar contra el revisionismo. Mao enfatizaba en la necesidad de que el proletariado ejerza una dictadura omnímoda sobre la burguesía y el revisionismo movilizando a las amplias masas desde abajo hacia arriba. Las masas debían tomar la sociedad en sus manos y criticar libremente al partido. Los intelectuales debían aprender de éstas constantemente. El método fundamental era la movilización, pues como manifestaba Lenin, el aprendizaje es mucho más veloz y enriquecedor en los momentos en los que se concentran los grandes cambios. La juventud tuvo un papel central para atacar las viejas ideas y a los seguidores del camino capitalista.
En el plano artístico y cultural las masas pasaron a ser los protagonistas de las diferentes obras, ya no eran los emperadores o los burgueses, sino los proletarios y los campesinos. Se produjeron una serie de producciones teatrales, dancísticas, plásticas, cinematográficas, para avanzar en el desarrollo de la concepción del mundo del proletariado.
La educación experimentó importantes transformaciones. En el plano pedagógico se acortó el período de escolaridad; fueron abolidos los exámenes de ingreso; el sistema de calificaciones fue modificado; se generaron reuniones entre maestros y estudiantes para mejorar la clase y el rendimiento; se fomentó la crítica y la autocrítica; se llevó adelante una educación multidisciplinaria donde se estudiaban las materias regulares combinadas con talleres políticos, cultura física y arte; el material de enseñanza fue reemplazado y los textos enfatizaban en la lucha de clases.
Para reducir la brecha entre el trabajo manual e intelectual, y entre el campo y la ciudad, se ligó de una manera más directa la educación con la producción bajo el método parte-estudio, parte-trabajo, que fue establecido en zonas urbanas y rurales. Se implementó el 3 en 1 que combinaba la enseñanza, la investigación científica y la producción, dando forma a una universidad de puertas abiertas vinculada con las fábricas. Se crearon equipos obreros en colegios y universidades para resolver los problemas y conflictos que sucedían en éstas. Los intelectuales fueron enviados a las comunas populares a aprender de las masas. Se impulsó una discusión sobre quién debía dirigir los procesos educativos o sociales, el debate se centró en si debían ser los comunistas o los expertos, ubicando que lo técnico siempre está vinculado con lo político. Los niños aprendían en las escuelas no sólo las materias, sino ciertos oficios: reparaban muebles rotos, se cortaban el pelo entre ellos, arreglaban prendas de vestir, y preparaban grupos de cultura física. Los más grandes ayudaban en tareas sociales: barrían espacios públicos, limpiaban las estaciones de ferrocarriles, apoyaban a los necesitados. Los jóvenes iban al campo, a las fábricas, a las unidades del ejército a aprender y brindar su conocimiento.
En 1974 más de 167 mil obreros, campesinos y soldados entraron a universidades y escuelas superiores. Se hicieron innovaciones en medicina. Los obreros resolvían los problemas en las universidades. Se formaron más de 600 grupos teóricos entre los trabajadores del astillero quienes estudiaban marxismo y creaban además literatura.
A continuación presentamos un cuadro que resume los principales cambios que se dieron en la educación durante la Gran Revolución Cultural Proletaria:
En el plano político se gestó un proceso de re-educación permanente, especialmente con los maestros. La política se puso al mando y el objetivo fue que las masas eleven su nivel de consciencia de clase y puedan identificar las diferencias entre el camino socialista y capitalista.
En el campo de la medicina se lograron importantes avances. La prevención en salud ante todo era la regla base. Se buscaba servir principalmente a las necesidades de trabajadores, campesinos y soldados. Se combinaban medidas de salud pública con los movimientos de masas. Se unió a los médicos educados en la medicina tradicional con los que tenían una formación occidental, enlazando las experiencias y saberes de los dos sectores.
En cuanto a la problemática femenina se luchó arduamente contra las supersticiones, el linaje y el patriarcado. Las costumbres feudales, como amarrar los pies y vender las hijas, fueron terminantemente prohibidas. Se deshizo el concubinato abierto, los dotes a la esposa, y los matrimonios arreglados. Al mismo tiempo, se alentaba la propaganda para alentar la libertad marital. Se promovía la igualdad de derechos para las mujeres y la abolición de la servidumbre. Muchas mujeres habían empezado a beneficiarse también con la reforma agraria, que daba a las mujeres solteras, divorciadas o viudas el derecho de poseer tierras en su propio nombre. La Federación de la Mujer se entregó enérgicamente al trabajo relativo a los servicios sanitarios de la mujer y la infancia y a la apertura de cursos sobre el nuevo método de asistencia al parto para eliminar los dolores que sufrían las parturientas de “sólo verse encinta y no oír luego la risa de sus bebés”. Antes, en las aldeas, ninguna niña había ido a la escuela, posteriormente cientos de miles de mujeres accedieron a la enseñanza. Las mujeres se organizaron en equipos de intercambio de trabajos y en cooperativas de manufactura de telas rústicas, comenzando así a tomar el camino de la colectivización socialista. Se puso fin a los matrimonios arreglados y el derecho de las mujeres a tener propiedades y a poseer la mitad de la propiedad de un matrimonio. Se promovía de manera entusiasta la anticoncepción.
El golpe de Estado revisionista
Después de una ardua lucha de clases, donde se dieron avances muy importantes para las masas, Mao murió en 1976. La camarilla encabezada por Deng Xioping y Juo Guofeng comenzó a introducir una serie de medidas económicas y políticas que tenían la intención de acabar con el socialismo e instaurar el capitalismo en China. Fueron arrestados algunos miembros importantes del partido, entre ellos la esposa de Mao, y varios cuadros que habían jugado un papel clave en la revolución cultural. En 1979 se consagró totalmente el golpe revisionista.
Entre las principales orientaciones económicas que propusieron los seguidores del camino capitalista estaban: la modernización económica con las ganancias y los expertos al mando; extender el comercio internacional e incluso las inversiones extranjeras; alianza total con las potencias imperialistas de Occidente; y la finalización de la Revolución Cultural, con el pretexto de que la lucha política estaba “trastornando” y debilitando la economía y la defensa de la nación. Organizaron una serie de conferencias en importantes industrias y otros sectores de la economía por medio de las cuales destituyeron a los revolucionarios e impulsaron medidas burguesas. Promovían la introducción de tecnología extranjera, incentivos materiales en la industria y la agricultura, la reintroducción de la dirección centralizada, reglas y reglamentos para hacer trabajar más duro a los obreros. Un informe sobre la ciencia proponía exaltar el profesionalismo y a los expertos. Allí comienzó la restauración del capitalismo en China, punto de partida trascendental para comprender la transformación que sufriría dicha sociedad en las siguientes décadas.
Las primeras medidas que promovieron el desarrollo del capitalismo en China fueron:
En 1978 en la III Sesión Plenaria del Comité Central del PCCh se dió inicio a una radical reforma económica que sería llamada desde allí como economía socialista de mercado. Los productos de consumo y los medios de producción comienzan a actuar y a ser reconocidos como mercancías. La lógica mercantil actuaba sobre la mano de obra, tecnología, bienes raíces, etc. Guiado bajo una lógica pragmática, Deng Xiaoping ya había manifestado que “no importa si el gato es blanco o negro, lo que importa es que cace ratones”. Aseguraban que había que lograr la modernización de la economía, la defensa, la agricultura y la ciencia y tecnología. Sin duda el camino capitalista estaba sobre riel. De allí en adelante China dejó de ser un país socialista y se convirtió en un país capitalista con una forma monopolista estatal que ha evolucionado en la actualidad hasta ser una de las principales potencias imperialistas del mundo.
Conclusión
La revolución china es una de las grandes experiencias históricas del movimiento comunista internacional y de la lucha de las masas populares. Su valor radica no sólo en las conquistas económicas, políticas y sociales que se lograron para millones de obreros, campesinos, y demás sectores oprimidos; sino en las enseñanzas teóricas y prácticas que nos deja como legado. Los comunistas de todo el mundo, y en especial los de los países semicoloniales y semifeudales, nos reconocemos en este proceso, lo que nos permite además deslindar campos con el revisionismo hoxhista que viene pudriéndose en el fango electoral hace décadas.
La revolución china forjó un camino más osado en la construcción del socialismo, ubicando la política y la ideología como aspecto dirigente para poder llegar al comunismo. La campaña Que se abran cien flores, la lucha de líneas en el partido, el Movimiento para la Educación Socialista, y la Revolución Cultural, forman parte de este nuevo enfoque que pretende que las masas populares, mediante la aprehensión del marxismo, se emancipen definitivamente y tomen la sociedad en sus manos. Estas experiencias nos permiten comprender el desenvolvimiento de las contradicciones en la sociedad socialista y la lucha a muerte que se da entre revisionismo y comunismo.
Desde el Golpe revisionista de 1979 China transita por el camino capitalista, hasta convertirse en la actualidad en una potencia imperialista que oprime a millones de obreros y campesinos no sólo en su territorio, sino a nivel mundial. Es una tarea de los comunistas enfrentar al imperialismo chino no sólo dentro de sus fronteras sino en cada uno de los países que domina.
La gran gesta del proletariado chino continúa latente en las rebeliones justas de las clases explotadas a nivel mundial. sus enseñanzas sirven de motor para millones de comunistas que buscan acabar con la sociedad de clases. ¡Que China en su interior sienta nuevamente esa influencia y ello lleve al proletariado a derrocar a los seguidores del camino capitalista, que están actualmente en el poder, y que en el mundo entero las masas se atrevan nuevamente a escalar las alturas y liquiden definitivamente el capitalismo imperialista a nivel mundial!
Referencias:
- Tse-Tung, M. (- de - de 1968). LA REVOLUCION CHINA Y EL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA. Recuperado el 1 de 10 de 2019, de Marxists Internet Archive: https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/CRCCP39s.html