En las calles y en las urnas la política del reformismo siempre fortalece al viejo Estado
El oportunismo de izquierda aparece en escena nuevamente. Este es un hecho histórico que no cesa de repetirse. En esta ocasión disfrazan sus intereses politiqueros bajo los mismos discursos de “unidad contra un gobierno antipopular”. A los que tenemos memoria histórica y posición de clase proletaria no nos sorprende esto, es la forma en la que han tratado de mantenerse vivos en la politiquería oficial, burguesa y tradicional. Sin duda estamos a la luz de un reflote del revisionismo-reformismo que permaneció cómodamente bajo la mesa durante el gobierno corrupto y fascista de Correa, y que emerge ante el mandato débil, inepto y ecléctico de Moreno, que no representa sino una transición para el cambio de eje de la burguesía burocrática a la burguesía compradora tradicional.
Resulta fundamental aclarar que los sectores que hoy se marcan como oposición al gobierno de Moreno lo apoyaron anteriormente, no sólo en la consulta popular sino en su supuesta lucha contra la corrupción y la dizque “democratización de la sociedad ecuatoriana”. Cabe recalcar que en menos de quince años estos mismos grupos apoyaron a Lucio Gutiérrez, después a Correa, para posteriormente hacer campaña por el banquero Guillermo Lasso.
Como definía Lenin, la política del revisionismo es mutar, adaptarse a las circunstancias, maniobrar eclécticamente para seguir sobreviviendo de las rentas y puestos que les concede la gran burguesía mediante su viejo Estado. Esta vez no es la excepción. Su excusa preferida es el cansón argumento de “nos engañaron” o “nos equivocamos”. Recordemos que el reformismo es una posición consciente que busca apartar a las masas proletarias y populares de su lucha por el poder, induciendo una conciencia economicista, espontaneísta, coyunturalista e institucional que no sirve de nada para sus intereses estratégicos de clase.
El materialismo histórico nos enseña que detrás de cada acción, declaratoria, consigna, o reivindicación, se encuentran presentes intereses políticos de clase. Por ello el asunto no implica sólo “tomar la calle” o movilizarse, sino comprender de fondo quiénes dirigen tales acciones, con qué objetivos y bajo qué línea. No toda protesta tiene cauce proletario, recordemos que la misma burguesía, el fascismo y el revisionismo han logrado movilizar a las masas para sus propios intereses. Lo que está en juego finalmente es si se lucha contra el capitalismo imperialista o se defiende la democracia burguesa. Si examinamos la historia encontraremos que los picos más altos de movilización del reformismo han sido en medio de escenarios pre-electorales. Las protestas del reformismo se encuadran en este ámbito. Hay que ser sinverguenzas para dárselas de combativos pero vivir de la democracia burguesa y las elecciones! ¿Saben dónde finalizan las marchas del reformismo? En la urna electoral!
El problema del Ecuador no es simplemente el neoliberalismo o los “gobiernos autoritarios”, es el capitalismo burocrático que se sostiene por la dominación del imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes. Por ello los comunistas no sólo criticamos una forma de gobierno, sino al viejo Estado como tal, independientemente de que éste aplique formas socialdemócratas o fascistas, o implemente políticas económicas neoliberales o estatistas, pues adquiera la forma que sea, su esencia, su carácter de clase no cambia.
Al ser el reformismo un apéndice de la burguesía, una avanzada de las élites compradoras y burocráticas en los sectores populares, su política siempre beneficiará a estos sectores. El ataque del oportunismo al gobierno privatizador y hambreador de Moreno será capitalizado por Nebot o el correísmo. Por ello sólo una política revolucionaria, comunista, que se construya desde la independencia de clase y defienda el programa proletario, podrá garantizar una lucha real, consecuente y radical.
El Bloque Proletario y el Movimiento Vientos del Pueblo rechazamos la farsa electoral y la utilización de las masas populares como carne de cañón del reformismo y la gran burguesía. En la época del correísmo, cuando toda la “izquierda” lo defendía nosotros resistimos luchando, creando organizaciones, movilizándonos, desenmascarándolo, y así lo haremos con el títere actual. Hacemos un llamado a las masas proletarias y populares del país a continuar luchando contra este gobierno y sus políticas, pero especialmente a fortalecer las dinámicas organizativas de las masas bajo una línea comunista que implique el desarrollo de los elementos necesarios para una verdadera revolución en el Ecuador.
¡Correa y Moreno la misma mierda son! ¡Abajo la farsa electoral! ¡Desenmascarar al revisionismo-reformismo! ¡Por el desarrollo de una nueva corriente revolucionaria en el país!
Movimiento Vientos del Pueblo