NI ARRODILLARSE, NI CONFORMARSE, TAMPOCO TRAICIONAR, A SEGUIR DESARROLLANDO LA NUEVA CORRIENTE REVOLUCIONARIA DE BASE PROLETARIA Y POPULAR
- Vientos del Pueblo
- 9 abr
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Movimiento Vientos del Pueblo ante las elecciones del 13 de abril:
No existe la más mínima posibilidad de que la situación de las masas populares mejore con el triunfo de cualquiera de los dos candidatos. Por un lado, Noboa y González representan a facciones de la burguesía –compradora y burocrática respectivamente- que velarán exclusivamente por los intereses económicos y políticos de sus sectores, cumpliendo además con una obediencia plena y absoluta a los dictámenes de sus amos imperialistas; y por otro, la situación que vive el país no responde sólo a factores internos -que como piensan los reformistas supuestamente podrían solucionarse con una mejor gestión del estado semicolonial ecuatoriano- sino que se halla condicionada por la crisis estructural del sistema capitalista-imperialista, el auge internacional de la economía criminal, la disputa inter-imperialista entre EEUU y China-Rusia, y un proceso de fascistización implementado a escala global.
La disputa inter-burguesa se ha agudizado. La consolidación del imperialismo chino ha provocado el desarrollo de nuevos grupos económicos, que no sólo se articulan con éste desde el plano estrictamente comercial, sino que se convierten en su punta de lanza y representantes políticos directos. Cabe tomar en cuenta también que algunos sectores de la burguesía tradicional también tejen relaciones cada vez más cercanas con el país asiático, aunque otros permanecen fieles al imperialismo norteamericano. Anteriormente la gran mayoría de los monopolistas ecuatorianos estaban vinculados especialmente a EEUU, ello no quiere decir que no existían disputas entre ellos, pero al fin y al cabo obedecían al mismo amo. Al hallarse envuelta por la disputa inter-imperialista, la disputa inter-burguesa puede tomar cursos más radicales y confrontativos, trascendiendo la arena electoral.
No podemos creer que quienes han amasado su fortuna en base a la explotación de jornaleros y trabajadores en sus haciendas y empresas, que han impedido a fuego y bala su organización, y que además han usado el estado para que sus empresas accedan a jugosos negociados, mientras no pagan ni siquiera los millones que deben en impuestos y alientan reformas contra las masas populares, vayan a “gobernar para el pueblo”. No podemos pensar que los que entran a las barriadas populares, y criminalizan a los jóvenes por su origen de clase, o su etnia, que son cómplices además de la desaparición y asesinato incluso de niños y adolescentes, y que han militarizado el país para reprimir, van a ver por la gente del pueblo. Así como tampoco podemos creer que quienes entregaron el país en bandeja de plata al imperialismo chino, abrieron el paso a la mega-minería, reprimieron y criminalizaron al pueblo, dividieron organizaciones, y se hicieron ricos utilizando el estado como palanca de acumulación, respetarán los derechos y reivindicaciones de las masas.
Las elecciones son la forma pacífica que tienen las facciones de la clase dominante para disputarse el control del aparato estatal, arrastrando a las masas a apoyar a uno de estos grupos, mientras son desmovilizadas y desorganizadas. Si bien es cierto que la mayoría de estas disputas siguen resolviéndose pacíficamente a través de la patraña electoral; no es menos cierto que escenarios de cuartelazos, guerras civiles, golpes de estado, etc., cada vez son más recurrentes, utilizando a las masas populares como carne de cañón para defender a uno u otro grupo de poder. Ello podría ocurrir también en el país.
En Ecuador, la izquierda bastarda, institucional, burocrática y electorera no para de vociferar que hay que “frenar al fascismo, al autoritarismo, a la derecha y al neoliberalismo”, explicitando su beneplácito, aprobación y complicidad con la facción supuestamente “democrática y progresista” de la clase dominante. Esta supuesta antítesis entre democracia y dictadura, orientada a embellecer el capitalismo, dándole un “rostro humano y benefactor”, oculta de fondo que toda democracia es una dictadura de clase, y que gobierne quien gobierne, mientras vivamos dentro del capitalismo, las leyes, instituciones, gobiernos del tinte que sean, fuerzas represivas, y las políticas ejecutadas sólo servirán a los grupos económicos de poder.
Si la resolución de esta disputa inter-burguesa va más allá de las urnas, arguyendo que ha existido fraude, seguramente el grupo perdedor pretenderá convertir en carne de cañón a las masas populares, tratando de volcarlas a las calles, haciendo que se maten ruinmente por sus intereses, utilizando el cliché de “defensa de la democracia”.
La pequeña burguesía indígena y no indígena, llevando tras suyo a reformistas posmodernos, partidos caducos, activistas eclécticos, intelectualoides acomodados, y pequeños colectivos, ha buscado, en el último tiempo, generar condiciones adecuadas para:
Asegurar prebendas a través de negociaciones con el correísmo
Mantener a Iza como una figura de alcance nacional para seguir acumulando capital electoral para una futura elección
Amplificar el discurso progresista y antineoliberal, que desconoce una verdadera línea proletaria, antimperialista y anticapitalista
Para sellar estos acuerdos señalaban la importancia de una supuesta coincidencia “programática”. Jamás puede haber coincidencias programáticas entre los trabajadores y los explotadores. El programa comunista y revolucionario es antagónico al programa de la burguesía. Entre quienes sí puede existir coincidencia programática es entre los grupos de poder y sus acólitos, especialmente en sostener el sistema de miseria y explotación que vivimos. Pasaron del no a la minería al respeto a las consultas previas e informadas, a la vez que señalaban generalidades que saben muy bien no serán cumplidas por la RC, ni ningún gobierno burgués.
Pero lo más grave de su estulticia y cálculo politiquero es como han pasado del Frente Unido de las Izquierdas, al “apoyo condicionado y crítico” a la candidatura de la RC. Estrategia para curarse en sano de clichés como: “nos traicionaron”, repetidos incesantemente en anteriores ocasiones cuando apoyaron abiertamente candidaturas burguesas y gobiernos pro-imperialistas y antipopulares, para luego bajarse de la camioneta y decir que fueron engañados. Piensan efectivamente en jugar a dos bandas: obtener ciertas prebendas y espacios si gana el correísmo; y posteriormente, cuando éste no cumpla con lo pactado –como saben que ocurrirá- autodenominarse oposición, treparse en el descontento popular, y capitalizar ello electoralmente, con el consiguiente proceso de desmovilización.
Esto no es ocasional. Ha ocurrido decenas de veces. Pero ahora es más grave, pues la burguesía internacional, en el contexto de crisis y disputa interimperialista que cursa, aplica de manera combinada el fortalecimiento de los aparatos represivos y el discurso fascistoide, con un proceso de desmovilización sistemática y confusión de las masas a través de las urnas. Basta recordar lo que pasó aquí en Ecuador en el 2019 –cuando la protesta popular tomaba una magnitud imponente y el estado era desbordado, se sentaron a negociar con el gobierno traicionando a las masas, apagando la lucha-, y en Chile y Colombia posteriormente. Por ello hay que cuidarse no sólo del terror estatal de la burguesía, sino también de las formas en las que son desorganizadas las masas populares.
Existe un reencauche del reformismo, nucleado especialmente alrededor de la Conaie. Con la debacle del viejo sindicalismo burocrático, la extinción práctica de partidos revisionistas como el PSE y la PCE, y la asimilación absoluta del MPD-UP al viejo estado –su máximo interés es captar puestos en las universidades, gremios y dentro del estado para asegurar prebendas para sus dirigentes-, aparecen nuevos líderes que tratan de convertirse en referencia de las masas, pero que han escogido transitar por el camino burocrático y electoral, prometiendo una vez más un “gobierno popular”, un capitalismo con rostro humano, una tendencia “progresista, que dista cualitativamente de una línea realmente revolucionaria y transformadora. La penetración de las ONGs y la influencia de una intelecualidad posmoderna y reformista ha establecido serios límites en los procesos de concienciación y lucha de las masas, apalancando discursos particularistas, que desplazan su sello de clase.
Pretenden justifcar su apoyo al correísmo bajo el argumento principal de que si ganan habrá mejores condiciones “para luchar”. ¿Acaso se olvidaron que el correísmo impulsó la reforma al COIP estableciendo figuras como sabotaje y terrorismo para criminalizar la lucha social? ¿Acaso olvidaron que en la época de Correa se creó la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), organismo policial orientado a especializar gendarmes y utilizar técnicas avanzadas para neutralizar y reprimir la protesta social? ¿Ya no recuerdan el proceso corporativista impulsado por la RC para dividir, cooptar, o acabar con las organizaciones populares? ¿Se olvidaron ya de la represión a los estudiantes secundarios y universitarios, o de la persecución, judicialización, encarcelamiento y asesinatos de quienes luchaban contra la mega-minería imperialista? ¿Se olvidaron no sólo del discurso sino de la puesta en práctica de políticas y planes conservadores, reaccionarios y patriarcales en la cuestión femenina? ¿Ya no se acuerdan de los ataques contra la clase trabajadora?
Este discurso hipócrita de mejores condiciones de lucha es sólo una excusa para apoyar a una facción de la clase dominante, negociante y corrupta, que utiliza el estado como palanca de acumulación, pero que además sabe gestionarlo y utilizarlo de mejor manera que la burguesía compradora, como instrumento de represión y control. ¿Ya se olvidaron de la Senain, o del perfeccionamiento de las formas de espionaje y control?
Con ello no queremos señalar que con Noboa la situación será menos complicada. Claro que no, pues el proceso de militarización que ha iniciado, combinado con privatizaciones, saqueos, reformas antiobreras, medidas antipopulares, políticas entreguistas, también son un gran riesgo para las condiciones de vida y lucha de las masas. La represión con Noboa será también brutal, y descaradamente abierta.
Lo que queremos ilustrar con esto es que ninguna de las opciones representa una posibilidad real ni siquiera de mejora, peor de cambio de la situación de las masas populares. Gane quien gane el pueblo tendrá que luchar, pero tendrá que hacerlo de forma independiente, rompiendo el tutelaje de la clase dominante, fortaleciendo la lucha, los procesos de concienciación política, sin ceder a las influencias o discursos de los politiqueros oportunistas. El verdadero “momento histórico” no pasa por arrastrarse detrás de la facción “progresista” de la clase dominante, sino por comprender la situación internacional y nacional en el que las masas populares ya no pueden obtener nada por vía institucional, y no les queda más camino que emplear los métodos más radicales de lucha, cimentados con el desarrollo de una verdadera corriente revolucionaria y proletaria.
Señalamos esto no como un grito sin eco, o una radicalidad sin base, sino a partir de la convicción teórica que nos entrega el marxismo, y la experiencia política que nos han dado años de construcción en el seno de las masas populares, lo que nos ha permitido saber qué sin una verdadera demarcación de líneas, y una síntesis histórica de lo que ha pasado en nuestro país, la lucha no avanzará cualitativamente.
¡Rechazar la farsa electoral SIEMPRE!
¡Nuestro camino es luchando, no votando!
¡Por el desarrollo de una línea y corriente revolucionaria!
Movimiento Vientos del Pueblo
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