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  • Movimiento Vientos del Pueblo

EL DESCONTENTO DEL PUEBLO BUSCA SER LLEVADO AL FANGO ELECTORAL


El 7 de febrero de 2021, una vez más el pueblo será llamado al circo electoral para “elegir” presidente, vicepresidente y asambleístas, proceso que al pueblo ecuatoriano no le ha llevado a ninguna mejora real durante décadas de vida republicana.


Las elecciones generan una falsa idea de participación, desmovilizando a las masas populares y llevando su inconformidad a estrechos márgenes institucionales que alientan el colaboracionismo, la pasividad, y re-oxigenan un sistema caduco bajo una fachada supuestamente nueva. No son más que la forma pacífica que tienen las élites dominantes para disputarse el control de la estructura estatal. Hay que comprender que esos grupos no son homogéneos pues los sectores donde operan sus negocios son diferentes, así como sus variantes de acumulación. Las diversas fracciones de la burguesía mantienen un acuerdo general en la forma de organizar el país y la economía, pero entre ellas también existen disputas que tienen que ver con las características económicas de cada grupo, lo cual lleva a implementar matices particulares en la gestión estatal que benefician más a quien detenta el control gubernamental que les es dado temporalmente por las elecciones.


En este momento la contradicción principal al interior de la clase dominante en Ecuador se desenvuelve entre la burguesía burocrática, constituida por el correísmo, y la burguesía compradora-financiera más tradicional, representada por PSC, CREO, PRIAN. Esta se halla supeditada y alentada por la disputa interimperialista entre China y Estados Unidos, que buscan, en el primer caso acrecentar su influencia, y en el otro mantenerla.


La grandiosa experiencia del pueblo en las Jornadas de Octubre, las movilizaciones y el descontento exacerbado en la pandemia con cerca de un millón de empleos perdidos en lo que va del año, quiebra en masa de pequeños negocios, procesos de flexibilización y precarización laboral, y recortes sociales en educación y salud, pretenden ser arrastradas a un salvataje institucional. En términos estratégicos la lucha de las masas populares contra el imperialismo, sus socios locales y el gobierno enfrenta una disyuntiva: o se fortalece y refuerza ampliando la movilización y agudizando la crisis institucional; o se deja nuclear por el cretinismo electoral.


La dictadura capitalista, lejos de lo que sus agoreros pretenden posicionar, se ha vuelto cada vez más restrictiva, punitiva y criminalizadora. Las masas populares no han alcanzado derechos importantes hace varias décadas, más bien se ha generado una conculcación progresiva de sus reivindicaciones. Lenin señalaba que en la época del imperialismo los métodos pacíficos de lucha y el parlamentarismo habían caducado, y al proletariado sólo le sirven los mecanismos más radicales guiados por la construcción de los tres elementos para la revolución: partidos, frentes y ejército revolucionario. Esto es aún más evidente en tiempos de crisis, por ello es pura demagogia inducir la idea de que con un nuevo presidente, o con una “mayoría progresista” en la Asamblea, la situación vaya a modificarse. El imperialismo ha impuesto su agenda y a éste no se lo puede combatir a través de los elementos que controla totalmente.


Por ello es vital que la nueva corriente revolucionaria posicione en las masas populares la consigan de anular el voto o no votar, y centrar los esfuerzos en la organización independiente de clase para romper el tutelaje burgués.



¿Cuánto le va a costar al país este proceso supuestamente democrático, donde la torta se la reparten entre los mismos de siempre?


Para la promoción electoral de los candidatos, las proyecciones del Consejo Nacional Electoral, estiman que se requerirán casi 43 millones de dólares, es decir un incremento del 59% frente a las elecciones del 2017, en las que se destinó casi 27 millones. A esto se suma que las reformas al Código de la Democracia aumentaron los valores del límite del gasto electoral (El Universo, 2020).


Hay que ser muy infames para establecer que se aumente el gasto electoral en medio de la crisis que el país vive, para que se postulen los candidatos que no serán pocos (sólo para presidente hay al menos 21 precandidatos, no se diga el número de candidatos a asambleísta). Además es importante señalar que todos los partidos politiqueros –de izquierda o derecha- reciben un fondo permanente que va desde los 400 mil dólares a los 900 mil.



Se alistan las candidaturas


Entre los más sonados está el correísmo, que lucró por más de 10 años del Estado utilizándolo como palanca de acumulación a través de grandes obras con sobreprecios y una serie de negociados, convirtiéndose en la punta de lanza para la penetración del imperialismo chino en el país. Apelan discursivamente al “progresismo” para encubrir su populismo rampante y entreguista. Rafael Correa si le permiten se postulará para vicepresidente. Las opciones para candidato a presidente podrían ser Marcela Aguiñaga, quien estuvo en la Asamblea desde el 2013 y que también figuró como Ministra de Ambiente del 2007 al 2012; o Pierina Correa, hermana del ex-presidente, quién está en campaña virtual hace meses. Su partido Revolución Ciudadana ha puesto en marcha una estrategia de ataque al gobierno de Moreno, que ellos mismo ubicaron en el poder, para ir marcándose como oposición, conocida fórmula aplicada por las tiendas politiqueras hace décadas. Ahora los más corruptos se disfrazan de anti-corrupción; los que vendieron el país a China y alentaron la minería, pretenden mostrarse como un proyecto nacional; los que conculcaron libertades, persiguieron y encarcelaron, gente quieren ponerse el rótulo de defensores de derechos. Este sector busca mostrarse como parte de la resistencia a las medidas antipopulares del gobierno, creando una serie de colectivos y plataformas inexistentes en la vida práctica, vale aclarar que en las protestas ejecutadas por el pueblo en los últimos meses, el correísmo ha tenido un peso muy marginal e incluso nulo en algunas ciudades como Quito.


Guillermo Lasso, dueño del Banco de Guayaquil, busca postularse por tercera vez a la presidencia. Un personaje desconectando totalmente de las necesidades del pueblo y que estuvo involucrado en el feriado bancario del 99, siendo en ese entonces vocal de la Junta Monetaria, representando a la banca privada, siendo juez y parte en un proceso fraudulento donde miles de ecuatorianos perdieron sus ahorros y tuvieron que migrar a otros países. El candidato de una parte del sector financiero va perdiendo peso con el anuncio de otras candidaturas, y la labor rentista y usurera de la banca en general, que en medio de la pandemia ha seguido cobrando completas las cuotas a sus deudores o refinanciando las deudas con intereses más altos.


El desastroso gobierno de Moreno, con el Partido Alianza País, aún no define su candidato. Suenan los nombres de María Paula Romo y Juan Sebastián Roldán, salidos de los ex Ruptura de los 25, grupo ecléctico, arribista y oportunista, que se ha caracterizado por ponerse establecer alianzas con el sector que más le conviene en las diferentes coyunturas. Es importante comprender, como señalábamos al inicio de su nefasta gestión, que Moreno y su séquito representaban una suerte de transición entre la burguesía burocrática y la compradora, por lo cual su intención no era perennizarse en el poder, por ello le tiene sin cuidado su desgaste, siendo fiel a las imposiciones del FMI y la burguesía tradicional.


Otto Sonneholzner, ex vicepresidente de Moreno, empresario dueño de más de doce empresas, renunció a su cargo para poder inscribirse en estas elecciones. Utilizó de manera infame el sufrimiento de la gente para promocionarse. Aún se encuentra buscando con qué sector le convendrá más establecer una alianza. No se descarta que vaya con los socialcristianos. Pretende mostrarse como un rostro renovado, algo que en anteriores elecciones ha sido determinante.


El PSC aún no elige su candidato. Se habla de la asambleísta Cristina Reyes como la principal opcionada, los otros precandidatos son: Henry Kronfle, Henry Cucalón, Cesár Rohón y Luis Fernando Torres. Jaime Nebot anunció que no se postulará, sin duda sus errores políticos le pasaron factura; sin embargo, todos sabemos que su partido maneja el país sin necesidad de estar en la presidencia.


Del baúl politiquero del Ecuador sale el ex-presidente Lucio Gutiérrez, quien busca obtener parte de la tajada. Gutiérrez huyó en 2005 del país en medio del pueblo enardecido, debido a que dio carta abierta al FMI instaurando una serie de medidas antipopulares, entre las cuáles firmo una carta de intención con este organismo que puso en riesgo a miles de afiliados y jubilados del IESS, negando nuevos préstamos a los afiliados y evitando que existan incrementos en las pensiones jubilares.


La candidatura de Álvaro Noboa, dueño de más de 200 empresas del país conocidas por explotar a sus trabajadores y negarles sus derechos fundamentales, ha sido anunciada. Le restará votos a Lasso quien se muestra desesperado ante dicha situación. El CNE busca bloquear su candidatura para asegurar los votos de Lasso u Otto.


La izquierda reformista pretende lo de siempre, llevar al matadero electoral la rabia de las masas, mostrándose como oposición de un gobierno al que apoyaron. El MPD-Unidad Popular no cuenta con respaldo popular, establecerá alianzas seccionales con partidos burgueses en las provincias, que les permita algunas cuotas en el reparto y asegurar que sus dirigentes sigan haciendo vida económica de la politiquería. La acción de sus organismos en medio de la pandemia ha sido prácticamente nula, y está enfocada desde ya en conseguir votos. Recordemos que este partido apoyó a Lucio Gutiérrez, luego a Correa hasta el 2011, posteriormente hicieron campaña por Guillermo Lasso y luego establecieron un pacto con Moreno.


Al interior de la Conaie existen serias divergencias, entre una línea más abiertamente de derecha, comandada por Tibán, Pérez Guartambel y Quishpe, y el sector reformista encabezado por Iza y Vargas. Resulta lamentable que lejos de impulsar la lucha de las masas campesinas e indígenas y su desconocimiento de las vías institucionales burguesas, promuevan el plano electoral como alternativa, entorpeciendo sus procesos de conciencia y organización. Incluso varios sectores de la pequeña burguesía urbana, que se muestran descontentos con el gobierno actual, vitorean la posible candidatura de Iza.


El cometido de varios partidos que saben que no van a ganar la presidencia se enfoca en buscar escaños en la Asamblea Nacional, y abrir espacios de negociación con quienes pasen a la segunda vuelta electoral y así asegurarse ministerios, o puestos dentro del viejo Estado.


De a poco los precandidatos y organizaciones políticas van marcando su identidad a través de las redes sociales como parte de una precampaña electoral. No sólo eso, sino que varios ya están recorriendo ciudades, recogiendo lo que ellos llaman propuestas ciudadanas, acciones propias de campaña electoral, utilizando y aprovechándose del pueblo.



Cambiar algo para no cambiar nada


El tipo de Estado no cambia así lo conduzca tal o cual grupo dominante. Lo que varía son las formas de gobierno, la forma de gestión económica y política del Estado que puede asumir varias especificidades, por ejemplo: la burguesía compradora tradicional es partidaria de un Estado con menor influencia en la economía, y una política arancelaria permisible que consienta mayores ventajas económicas para la exportación o importación; la burguesía burocrática privilegia un Estado interventor, regulador, donde éste tiene un papel muy importante en la economía, puesto que se convierte en cantera de negociados para dicho sector. Por lo tanto, en las elecciones no están participando las clases explotadas o sus delegados, sino las diferentes fracciones de la burguesía. En el Ecuador gane el grupo que gane se mantendrá una estructura económica con fuertes rezagos pre-capitalistas y que garantiza la dominación imperialista y de los grupos monopólicos en general. En el plano político las formas de gobierno pueden ser directamente más represivas –fascismo- o más democráticas –socialdemocracia- sin que las estructuras de dominación se alteren en lo esencial.


A pesar de que el descontento de las masas populares será arrastrado en parte al fango electoral, al ser esta crisis económica una de las más fuertes que ha enfrentado el sistema capitalista imperialista y que su duración será por un tiempo prolongado, el viejo Estado, independientemente del grupo que gane, ejecutará una política de represión directa, ello es un hecho indudable y ante el cual los sectores revolucionarios y el pueblo deberán prepararse.


Se vienen grandes días de lucha, que podrán ser potenciados sólo en la medida en que la corriente revolucionaria del país acreciente su influencia en las masas y rompa con el tutelaje ejercido por la clase dominante a través de sus partidos de derecha o “izquierda”, evidenciándolos y haciendo una campaña activa de boicot a las elecciones, afirmando a la vez la necesidad de una verdadera revolución.



Referencias:


El Universo. 2020.Fondo de Promoción Electoral para los comicios del 2021 podría aumentar en el 59%. Obtenido el 7 de Agosto de 2020 de: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/08/05/nota/7931646/elecciones-presidenciales-ecuador-2021-fondo-promocion-campana

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