Literatura y Posición de Clase
Este artículo se propone indagar si en el relato Camino de Ayrabamba se cumple el uso de la literatura como arma para la revolución. También intenta dilucidar si la literatura toma posición dentro de una sociedad dividida en clases. Finalmente realizaremos un análisis del cronotopo del cuento arriba mencionado. Este artículo es importante para intentar conocer el rol de una producción literaria en determinado momento histórico.
La literatura es “una forma ideológica que se concreta a través de la palabra escrita y sirve para reflejar determinado momento de la lucha de clases” (Nueva Crónica , 2010). A esto hay que añadirle tres aspectos importantes: primero, el concepto formalista de literatura como violación organizada del lenguaje que ayuda a percatarse de su existencia; segundo, el interés particular del lector; y tercero, la definición que le dé una clase social a la literatura. Cabe decir que toda obra de arte por el simple hecho de dar una imagen de la vida es tendenciosa, es decir llama a tomar partido. De esto se entiende que la literatura no es algo abstracto que se encuentra sobre la estructura social, sino que nace de ésta, de una realidad dividida en clases sociales
Como ejemplos de cómo la literatura es utilitaria para la burguesía y por ende sirve a una clase tenemos lo sucedido en Inglaterra durante el pico de la revolución industrial, cuando la iglesia había perdido legitimidad. “La literatura inglesa se va transformando, a partir de la época victoriana, en vehículo destinado a transportar esa carga ideológica.” (Eagleton, 1998, p. 19). Así mismo en la época de la primera guerra inter-imperialista el tener una literatura nacional permitió utilizar a Shakespeare para enviar a los soldados convencidos de defender su riqueza cultural. “(…), los empleados del imperialismo británico podían irse a ultramar seguros de su identidad nacional y preparada para desplegar su superioridad cultural ante las miradas envidiosas de los pueblos coloniales.” (Eagleton, 1998, p. 22). Se pueden dar incontables ejemplos del utilitarismo de la literatura para fines no solamente artísticos.
En cuanto a la literatura utilizada como arma para la revolución, en el cuento Camino de Ayrabamba, hay que mencionar que esta obra fue escrita por Walter Vargas Cárdenas, quien guiado bajo la línea marxista fue militante comunista y literato. La obra por sus características se clasifica dentro del Neoindigenismo, una corriente del realismo, e intenta aplicar la posición marxista leninista maoísta en el arte y la literatura.
Respecto al autor de la obra cabe mencionar su militancia y participación activa en el proceso de construcción de nuevo poder en el Perú. Se sabe que la obra literaria no necesariamente es la posición política del autor, afirmarlo sería caer en el realismo ingenuo, no obstante: “La trayectoria política de un literato no es también su trayectoria artística pero sí es, casi siempre, su trayectoria espiritual. La literatura, de otro lado, está íntimamente permeada de política.” (Mariátegui, 2005, p. 243). El autor de Camino de Ayrabamba logra entender la relación entre economía, política y literatura, de ello deviene su relación con el pueblo y capacidad de tomar al campesino e indígena para intentar crear una literatura nacional.
El Neoindigenismo es un movimiento literario que nace del realismo mágico, inaugurado por José de la Cuadra en un intento de buscar en el cholo y en el montubio una literatura nacional y de denuncia. Luego en Perú, con el indigenismo de Vallejo y Arguedas, Hidelbrando Pérez Huarancca desarrolla el Neoindigenismo en los Ilegítimos, esta corriente encuentra su continuidad en Vargas Cárdenas. Sin embargo, a pesar de clasificarse en ese movimiento y tener sus orígenes en esa tradición en particular, de forma más amplia podrían, tanto los relatos de Pérez como los de Vargas, entrar también en una tradición de la literatura comunista.
Análisis del cronotopo del cuento
El tiempo externo del cuento es 1990, en el contexto de guerra interna del Perú, cuando Alan García, alias el “Atila de los Andes” culminaba su mandato, y Alberto Fujimori tomaba el gobierno. Para ese año, muchos campesinos habían sido asesinados y desaparecidos. El viejo Estado peruano, junto a los Estados Unidos, promovían operativos contra la subversión. Otra parte del relato fue escrita en mayo del 2005. Finalmente en el 2007, el grupo literario Nueva Crónica, editó el libro Camino de Ayrabamba y otros relatos.
La obra toma lugar en dos épocas diferentes. En la primera, una enfermera ingresa a recoger los cuerpos mutiliados de presos políticos eliminados por el Estado genocida en el penal Castro Castro en 1992. En esta parte el autor utiliza un narrador en primera persona con un tiempo verbal conjugado en pasado “No sé aún si hice bien en traer conmigo este grueso cuaderno que acabo de extraer de mi bolso. Tendrá unas doscientas páginas, la cubierta apenas chamuscada y el borde ondulante, señal de que ha absorbido agua.” (Cárdenas, 2007, p. 4). En el extracto citado se encuentra además como figura literaria la adjetivación para resaltar las características físicas del libro encontrado en el penal.
La segunda época en que se cuenta la obra es en 1980, primer año de la lucha armada, y a diferencia de la primera parte, utiliza un narrador omnisciente que relata la llegada de dos jóvenes, facciones angulosas y el citadino, a la provincia de Vilcashuamán. Retrata los pensamientos y emociones de campesinos y militantes momentos antes de asaltar la ascienda San agustín de Ayzarca.
Un conjunto de sentimientos se sucedían en el alma de cada combatiente; desde la inquietud hasta la emoción, la alegría y el convencimiento, la decisión y el optimismo. El valor predominaba frente a los atisbos de temor de algunos. (Cárdenas, 2007, p. 11)
Vale decir que, utilizando como excusa un narrador omnisciente, el autor trata de alimentar el espíritu del pueblo con los sentimientos arriba mencionados.
En lo que atañe al tiempo interno de aventura del relato, éste se estructura mediante la analepsis, con constantes regresiones al pasado. Un ejemplo de ello es cuando el joven citadino y militante del partido empieza a recordar cómo inició la guerra: “El joven meditaba en la penetrante visión del partido de haber iniciado la lucha armada en momentos en que la creciente protesta popular de los últimos años se orientaba al desborde” (Cárdenas, 2007, p. 7). Luego se traslada a lo que había sucedido “En mayo último en Chuschi, cuando la quema de ánforas electorales, los guerrilleros habían encontrado en la municipalidad un comunicado del subprefecto de Cangallo, (…) clamaba por mayor dotación de fuerzas policiales.” Ibid. Retrocesos y avances, así como constantes menciones al futuro, son parte de las isotopías de este cuento.
El cuento llama permanentemente al cambio. El indicio más claro en cuanto al porvenir es cuando una vez que los guerrilleros toman posesión de la hacienda, por coincidencia una mujer entró en labor de parto, y un médico, que era militante y parte del contingente guerrillero, la asiste. Una vez nacida la criatura vienen a su memoria “las palabras de José Carlos Mariátegui acerca de que la revolución es la gestación dolorosa, el parto sangriento del presente”. (Cárdenas, 2007, p. 18)
Otro tanto se puede decir del tiempo de aventura que en total es de tres días. El primer día transcurre cuando el joven facciones angulosas llega a reunirse con los campesinos que participarían en el ataque. El segundo día es el ataque, juicio popular, y toma de tierras por parte de los campesinos. El último día es la huida de evaluación de la acción.
En conclusión, el cuento aplica varios de los criterios de Mao en relación a la literatura, y cómo esta sirve a las masas populares para su emancipación cultural y política. Hay tres aspectos que son importantes destacarlos:
Primero, en cuanto a sus características, el cuento es cualitativamente distinto en comparación a otras obras que narran experiencias de la guerra interna peruana, bervigracia Lituma en los Andes de Mario Vargas Llosa, qué a pesar de su falta de veracidad recibió el Premio Planeta 1993.
Segundo, es de carácter negativo, al señalar la inevitabilidad de la derrota de los terratenientes y develar la maldad de los explotadores. Un ejemplo es cuando una vez tomada la hacienda, los militantes, el citadino y facciones angulosas, recuerdan la incursión en Ayrabamba y dicen: ”No hay nada sólido cuando las masas marchan (…) cuando hablan todo se estremece, el viejo orden tiembla, las altas cumbres se agachan, porque las masas hacen y lo pueden todo.” (Cárdenas, 2007, p. 24). De esta forma el cuento critica al viejo orden, elogia la lucha del pueblo y de los combatientes guerrilleros.
Tercero, el público al que se dirige la obra es principalmente a campesinos, pero también obreros, estudiantes universitarios, e intelectuales que colaboraban con la lucha del pueblo. Esto se observa cuando en el cuento, momentos antes del asalto a la hacienda, se menciona: “El número de obreros no superaba los de una mano; también se encontraban tres estudiantes universitarios e igual número de profesionales jóvenes entre ellos un médico sanmarquino”. (Cárdenas, 2007, p. 10). No solo nombra a las masas populares, sino que como se vio más arriba, con el ejemplo del médico, también les da funciones importantes.
Otro tanto se puede decir sobre la importancia de comprender al pueblo y conocerlo profundamente. El autor toma fenómenos que la diglosia genera en el habla de los campesinos quechua hablantes, como los diminutivos: “En pellejito siéntese mientras caliento la sopita” (Cárdenas, 2007, pág. 11). También la elisión de ciertos artículos en los diálogos de los campesinos, y el mencionar sus tradiciones y costumbres “En la chacrita con su hermano a porcar ha ido temprano” ibid . Cabe mencionar que no basta simplemente con hablar en el lenguaje del pueblo, puesto que solo hacer ello podría utilizarse también para adormecerlo o retrasarlo. Tomando a Austin hay que hacer cosas con palabras. Como se demuestra en el cuento, decir también es hacer.
FUENTES DE REFERENCIA:
Cárdenas, W. V. (2007). Camino de Ayrabamba . En N. Crónica, Camino de Ayrabamba y otros relatos (pág. 36). Lima: Nueva Crónica.
Eagleton, T. (1998). Introducción a la teoría literaria. México: Fondo de cultura económica.
Mariátegui, J. (2005). 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: El Comercio S.A.
Nueva Crónica . (2010). Prólogo a camino de Ayrabamba y otros relatos. En M. Cox, Sasachakuy (pág. 160). Pasacalle.