El negocio de la comercialización de alimentos: los grupos económicos de los supermercados en Ecuado
Según la revista Fortune, en el 2019, la compañía estadounidense de supermercados, Walmart, encabezó el ranking de las 500 empresas con mayores ingresos a nivel mundial, obteniendo un total de $514.405 millones de dólares, sobrepasando incluso a varias petroleras, y a corporaciones como Volkswagen, Toyota Motor y Apple. Las cifras revelan la gigante rentabilidad del comercio de alimentos.
En Ecuador, en el 2019, encabezó el ranking de las empresas con mayores ingresos la Corporación Favorita C.A. (Supermaxi) con $2138 millones de dólares; seguida de Corporación El Rosado S.A. (Mi Comisariato) con $1132 millones, posicionada en el 4to lugar; Tiendas Industriales Asociadas Tía S.A. con $685 millones de dólares, ocupando el puesto N°8; y Supermercados Mega Santamaría S.A. con $316 millones, en el puesto N°41.
El surgimiento de estos grupos económicos, su crecimiento y consolidación, han venido en aumento desde los 90s, incluso superando crisis económicas, después de las que se han fortalecido aún más. Estas empresas se han convertido en oligopolios que controlan el mercado interno, muchas veces gracias al apoyo del poder político, como es el caso de La Favorita, cuya relación familiar del grupo Wright, con Sixto Duran Ballén y Rodrigo Paz, permitieron el desarrollo de uno de sus puntales: el sector inmobiliario. Actualmente esta corporación es dueña de Mall El Jardín, Mall De Los Andes, Mall Del Sol, Mall Del Sur, Village Plaza, City Mall, Multiplaza y Plaza Batán, construidos varios de ellos en terrenos que antes eran propiedad municipal. Los lazos familiares y la relación con entidades bancarias les ha permitido obtener dinero con tasas prefenciales para sostener su propia cadena productiva.
Otros grupos, como Corporación El Rosado, perteneciente a la familia Czarniski, el Grupo Santa María, y la empresa Tía, no tuvieron padrinos directos dentro de la politiquería; sin embargo, levantaron también sus emporios tanto en gobiernos neoliberales y privatizadores, como en gobiernos autodenominados de “izquierda” como el de Correa. A pesar de su discurso populista, la pseudo-revolución ciudadana provocó grandes ganancias no sólo al sector financiero, agroexportador e importador, sino a las grandes cadenas de supermercados, a las que impulsó con su slogan: Hecho en Ecuador.
Todo esto demuestra la alianza que se establece entre la burguesía compradora y burocrática en semicolonias como Ecuador. Recientemente, La Corporación Favorita C. A. recibió un crédito de $230 millones del BID Invest, institución de financiamiento para el sector privado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La estrategia de estos grupos económicos se ejecuta mediante el control de toda la cadena de producción y comercialización, lo que les asegura mayores ganancias. Supermercados La Favorita ha incursionado también en el área de provisión de energía eléctrica, siendo propietaria de dos centrales hidroeléctricas en el país, desde las cuales provee de energía a sus empresas y el exceso lo vende al Estado; cuenta con su propia industria cárnica, otra de producción de pollo, y también de productos de panadería. Corporación El Rosado posee también su propia panadería, y Mega Santamaría, además registra operaciones de inmobiliarias y cuenta con su propia empacadora de alimentos.
La aparición de los supermercados ha contribuido a la mercantilización del qué, el cómo, y el dónde compramos, supeditando la alimentación, la agricultura y el consumo a la lógica del capital. La aparente variedad de productos es realmente diversidad de marcas. Las frutas, por ejemplo, son casi siempre las mismas, igual que los vegetales, granos y harinas. Tras los atractivos de productos frescos, se ocultan el uso de pesticidas, una maduración artificial, y una producción al mínimo coste. La apariencia se vuelve primordial y para ello se emplean varias técnicas, las carnes por ejemplo, se muestran bajo frigoríficos de luces rojas, para favorecer su color. Pese a la imagen de apoyo al pequeño productor, los supermercados son la principal vitrina de los grandes grupos económicos como Pronaca, Nestle, Ales, ARCA CONTINENTAL, y Pepsico. La procesadora de pollos de la Favorita, POFASA, provee también de sus productos a cadenas como STAV y KFC. Los agronegocios se sostienen entre ellos.
La relación entre los productores (especialmente pequeños y medianos) y los intermediarios ha sido motivo de varias críticas, que denuncian las formas de explotación indirecta que ejercen unos a otros. Incluso gobiernos como el de Correa, o el de Moreno, han dicho demagógicamente que iban a atacar dicha problemática. Los discursos han ubicado únicamente como enemigos a quienes transportan los productos del campo a los mercados, dejando fuera de ello, bien librados, a los principales explotadores: las grandes cadenas de supermercados.
Estas mega-corporaciones se disfrazan de promotores de emprendimientos; sin embargo, su crecimiento se basa en no asumir el proceso y los costos de producción. Bajo formas de agronegocio subordinan al campesinado, pues si bien éste continúa como propietario, se ve sujeto a firmar un contrato con grandes monopolios que determinan qué, cómo y cuánto debe producir. Es una forma de intercambio desigual que genera una dependencia estructural. En la práctica el campesino deja de ser dueño de la tierra, tanto porque produce de acuerdo a las demandas de las empresas y el mercado, como porque no poseen ninguna capacidad de negociación, pues el poderío del capital se impone sobre sus necesidades. Estas empresas obligan al cumplimiento de una serie de estándares y condiciones para la venta, proveen insumos, semillas, asistencia técnica y crédito. Como resultado de esto definen precios, calidad, plazos de pago, etc. Los casos paradigmáticos de agronegocio en el país son los grupos monopólicos PRONACA Y SUPERMAXI.
Los pequeños productores agrícolas que no cuentan con acuerdos directos, y las pymes, enfrentan una serie de restricciones que les impiden vender sus productos en estos supermercados, pues deben tener precios competitivos y cumplir determinados “estándares de calidad”.
El catapultamiento de este sector comercial en el país ha demostrado que la ganancia supera generalmente a la de los productores. Ventaja que se acrecienta con el control del resto de la cadena: procesamiento, empaque y distribución. Estos grupos reciben como ganancia entre el 54 y 65% del total de la cadena de producción, transporte y venta [1].
Otra estrategia que contribuye a asegurar el sometimiento de los pequeños y medianos productores es la marca propia con la que cuentan: Tía, La Favorita, Mi Comisariato y Santamaría. El 55% de alimentos que vende La Favorita son de marca propia[2] , pero esos productos no son necesariamente producidos por ellos como detallamos anteriormente. Esto consiste en colocar su marca sobre los productos que compran a grandes, medianos y pequeños productores. Los grandes productores conservan sus marcas propias y además sostienen las marcas de otros grandes monopolios, pero los pequeños productores pierden su identidad y por tanto su independencia, su economía termina siendo subordinada a las necesidades y a la compra misma de los supermercados. Mientras los bajos costos de los productos de marca propia le dan una ventaja al supermercado, los acuerdos presuponen ganancias menores para los productores.
La economía de los pequeños tenderos (110.000 tiendas a nivel nacional [3], 300 mil personas [4]) también se ve amenazada por las grandes cadenas. Los dueños de estos pequeños negocios trabajan más de 12 horas diarias, sin descanso, sin fines de semana, ni feriados, en ocasiones trabaja toda la familia, bajo una forma de economía de subsistencia expuesta permanentemente a la quiebra. Quienes se benefician de ello son las corporaciones nacionales y transnacionales como Arca Continental (de bebidas gaseosas y snacks), Pepsico, Pronaca, Cervecería Nacional y Nestlé, etc., que entregan sus productos sin necesidad de reconocer ningún derecho laboral, ni establecer ningún vínculo formal con quienes permiten se realice su capital ganando apenas unos centavos. Los pequeños negocios, aparte de tener mínimas ganancias, compiten con el creciente asentamiento de supermercados en los sectores populares y sus tácticas monopólicas. Solo en Quito hay 22 supermercados Santamaría, 31 supermecados Tía y 21 locales Akí, todos ubicados en barrios populares como Solanda, Guamaní, La Ecuatoriana y Carapungo.
Estos oligopolios obligan a sus proveedores a entregarles entre un 10 y 20% más barato que a los negocios pequeños. Cuentan con acuerdos con los gobiernos de turno quienes los impulsan, por ejemplo los beneficiarios del bono de desarrollo humano que entrega el gobierno, pueden encontrar descuentos del 8% sólo en TIA [5]. Los grandes supermercados incluso han adoptado tácticas como comercializar sus productos en presentaciones más pequeñas o al peso, como las tiendas para llegar más fácilmente a los bolsillos deteriorados de la clase trabajadora.
Las grandes cadenas de supermercados se encuentran en expansión. En la última década se han fortalecido más que nunca, incluso diversificando sus actividades para obtener mayores ganancias. En esa carrera subordinan a los pequeños y medianos productores del campo y la ciudad; explotan a miles de trabajadores a diario; e imponen estándares de consumo a la población. Incluso en momentos de emergencia y crisis como la actual pandemia que azota Ecuador y el mundo, encuentran oportunidades para elevar sus ventas de manera exponencial. Cuentan con el apoyo, beneplácito e impulso de los gobiernos de turno, son respaldados por la banca, y utilizan su vínculo con los medios de comunicación para promocionar una buena imagen, de supuesta responsabilidad social y ambiental.
Fuentes de referencia:
Chiliquinga, J (Ed.). (2019). Los Grupos Económicos Agroalimentarios. Quito, Ecuador: Ediciones La Tierra.
http://www.corporacionfavorita.com/
Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), obtenidos den censo económico del 2010
https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/economia/4/300-mil-personas-laboran-en-las-tiendas-de-barrio
https://www.elcomercio.com/actualidad/tiendas-barrio-vs-supermercados.html