La revolución epistemológica y teórica del marxismo contra las variantes empiristas
Al provocar el marxismo una revolución en la Epistemología, no lo hizo únicamente afirmando el papel primario de la práctica en el proceso de conocimiento, consolidando una posición materialista que afirmaba la existencia de un mundo real y objetivo que las personas pueden conocer y transformar, deslindando campos con las concepciones idealistas y metafísicas, aseverando que el ser social determina la conciencia social; sino que a la vez argumentó y demostró la importancia de la teoría como un elemento clave que se interrelaciona con la práctica para que ese proceso de conocimiento se profundice. En este ensayo abordaremos la importancia del elemento teórico en la construcción del conocimiento desde una perspectiva marxista.
Uno de los elementos esenciales de los que debemos partir es que el pensamiento marxista afirma la unidad indisoluble entre teoría y práctica, es decir a la vez que rompe con el racionalismo y la metafísica, lo hace también con el empirismo y el positivismo. Para el marxismo el conocimiento parte primero de la existencia de un mundo real y objetivo, es decir tiene una concepción materialista; segundo, nos acercamos al conocimiento primero desde la práctica, lo que origina un conocimiento sensorial, donde obtenemos impresiones inmediatas que no necesariamente nos otorgan un conocimiento profundo; tercero, una vez que logramos esa mediación sensorial con la realidad mediante la práctica, pasamos a un proceso de racional donde establecemos juicios y conceptos que nos permiten sintetizar esas experiencias y formular conceptos o teorías; cuarto, que el conocimiento es un proceso dialéctico, no lineal o unilateral, donde la práctica y la teoría se alimentan mutuamente hasta poder concretar un conocimiento objetivo que permita establecer criterios apegados a la realidad, formulando teorías que permitan a las personas y a la sociedad poseer un conocimiento acumulado históricamente.
En la teoría del conocimiento, como en todos los otros dominios de la ciencia, hay que razonar con dialéctica, o sea, no suponer jamás que nuestro conocimiento es acabado o inmutable, sino indagar de qué manera el conocimiento nace de la ignorancia, de qué manera el conocimiento incompleto e inexacto llega a ser más completo y exacto. (Lenin, 1979, pág. 41)
La teoría marxista se desarrolla siguiendo este proceso, no es una simple abstracción conceptual o únicamente la genialidad o inteligencia de Marx la que posibilita su desarrollo, sino las condiciones objetivas, concretas e históricas en las que él se desenvuelve. Es decir la existencia de la sociedad capitalista-industrial es la base sobre la que se asienta su teoría, no hubiese sido posible plantearla sin haber estudiado este fenómeno en concreto. La crítica del sistema capitalista permite además que Marx formule conceptos que logren no sólo analizar ese tipo de sociedad sino el desarrollo histórico-social en general.
El empirismo manifiesta que el conocimiento se extrae principalmente de la experiencia, sus vertientes más radicales ubican a ésta no sólo como origen sino como única forma de conocimiento. El principal mérito de la teoría marxista es haber desarrollado una serie de conceptos y abstracciones que permiten analizar y conocer la realidad, un armazón de categorías que funcionan como generalidades para conocer elementos particulares. Todo discurso teórico requiere configurar conceptos que se forman a partir de palabras comunes pero que funcionan de manera distinta que en el lenguaje cotidiano. Las categorías fundamentales del materialismo histórico por ejemplo dotan de conceptos útiles y necesarios para comprender la dinámica social, para captar su esencia y buscar su transformación. No son únicamente elementos “ideológicos” sino una base científica extraída de la realidad, comprobados una y otra vez por la práctica social y la lucha de clases. Por ello es tan importante que podamos tener a la mano conceptos como fuerza de trabajo, modo de producción, plusvalía, capitalismo, base, superestructura, ideología. Evidentemente éstos se reproducen en formas específicas y particulares. Así por ejemplo el concepto de formación social permite entender que el capitalismo se desarrolla en varios países pero de manera distinta, que existen generalidades que se cumplen en las sociedad capitalistas como extracción de plusvalía, control de la clase dominante de los medios de producción, un Estado que reproduce y afirma esas relaciones de dominación, etc., pero que para captar la realidad debemos realizar un análisis concreto de la realidad concreta y entender que el capitalismo no se gesta de la misma manera en Alemania, China, Estados Unidos, Ecuador o Argentina; que la teoría nos da elementos generales para analizar ello, pero que no podemos caer en una suerte de determinismo o mecanicismo que anule la vitalidad del pensamiento revolucionario. Estos conceptos pueden ser tergiversados o deformados por la ideología dominante que busca cambiar su sentido o simplemente aislarlos. El discurso teórico marxista tiene como fin el conocimiento de objetos singulares y concretos. Un discurso teórico se logra por la conjunción entre elementos teóricos en sentido preciso (conceptos, abstracciones) y elementos o conceptos empíricos que vienen a ser determinaciones de la singularidad de los objetos concretos, es decir análisis de los hechos en sí.
Es común que al marxismo se lo etiquete de positivista. El positivismo es una corriente filosófica que se basa en la observación de los hechos limitándose a describirlos, toma como base criterios exclusivamente cuantitativos para realizar pronósticos. Analiza los fenómenos de manera aislada elaborando estadísticas que no permiten indagar en las causas profundas que inciden sobre dichos fenómenos. El positivismo tiene una base empirista puesto que no concibe a la teoría como un elemento clave en el proceso de conocimiento. El marxismo a su vez señala la importancia de la teoría y la práctica, su interrelación constante es la que permite acceder al conocimiento; además al analizar un fenómeno indaga no sólo sobre los cambios cuantitativos que operan en éste, sino sobre su esencia, sus contradicciones internas, la relación de éste con otros fenómenos. Para el marxismo el objeto del conocimiento es la transformación, ve a la realidad como algo complejo y no como algo lineal. Son dos concepciones radicalmente distintas.
Otro elemento que debemos tomar en cuenta es que la profundización del conocimiento no contiene un objetivo únicamente ideológico o teórico, sino especialmente práctico-político. Es decir que el objetivo de la teoría es el conocimiento y el objetivo de éste es la transformación. Los sectores dominados si no cuentan con un conocimiento profundo de la realidad no van a poder transformarla y van a tropezar en variantes espontaneístas, utilitaristas o pragmáticas que no van a poder resolver los problemas de fondo. Si los trabajadores no logran entender con ayuda de la teoría cómo funciona el sistema capitalista no van a pasar de una consciencia economicista, de un instinto de clase, de una consciencia en sí que no revela las causas estructurales de su situación, y su práctica se va a encerrar en elementos reformistas o institucionales. En cambio si los trabajadores que día a día viven en carne propia la explotación y que a través de su práctica se dan cuenta ello, logran explicarse con ayuda de la teoría las causas estructurales de ésta y la posibilidad de transformación podrían operar una estrategia y táctica acertada para contrarrestar las formas de dominación política e ideológica y plantearse el problema de la revolución. Es decir sin teoría revolucionaria no puede haber práctica revolucionaria.
Es clave precisar que en el devenir histórico las teorías científicas no permanecen inmóviles sino que se desarrollan a medida que la sociedad avanza y va descubriendo otros elementos, lo importante es comprender si esos nuevos elementos entran en contradicción con los aspectos principales de la teoría lo que vendría a demostrar que ésta es falsa, o si dichos elementos vienen a complementar esa teoría profundizando su nivel de conocimiento de la realidad.
Por supuesto, es posible que una teoría científica sea cierta —que refleje correctamente la realidad— en lo principal y esencial, pero que se demuestre que sea incorrecta en ciertos aspectos secundarios—y, conforme a esto, que algunas de sus predicciones específicas resulten no ser ciertas. Y cuando esto pasa, la aplicación del método científico lleva a un mayor desarrollo de la teoría—por medio de desechar, o modificar, ciertos aspectos de la teoría y agregar nuevos elementos. De hecho, esto ocurre todo el tiempo con las teorías científicas en todos los campos: física, geología, biología, arqueología, medicina y así sucesivamente. Para determinar si se ha falseado una teoría de manera global —si se ha demostrado, por medio de la investigación y análisis, con los métodos científicos, que no es cierta— o si, por otro lado, solo se han falseado ciertos aspectos secundarios de esta manera, es necesario examinar si los aspectos que se han demostrado que no son ciertos afectan y socavan los elementos principales y esenciales de dicha teoría, o solo aspectos secundarios que no afectan la esencia de la teoría de manera global. Para decirlo de otra manera, si se pueden eliminar o modificar los elementos que se ha demostrado que no son ciertos sin poner en duda las afirmaciones fundamentales de la teoría, pues no es la teoría en sí, sino solamente unos aspectos secundarios de la teoría, que se han falseado; mientras que, si a consecuencia de demostrar que ciertos elementos de la teoría de hecho no son ciertos lleva al fracaso de la teoría en sí, pues es la teoría de manera global, y su esencia, que se ha falseado. (Avakian, 2007)
En el caso de la teoría marxista es importante comprender que Marx vivió en la época del capitalismo de libre competencia, donde se reproducían las principales características de dicho sistema económico-social, pero que se han ido operando con el devenir histórico algunos cambios en la sociedad que no podemos pasarlos por alto. Por ejemplo la transformación de ese capitalismo de libre competencia en capitalismo monopolista, donde si bien se mantiene la contradicción básica del sistema: capital-trabajo, se agregan otras como la explotación de un grupo de países sobre otros, o las disputas (diplomáticas, comerciales, militares) entre las potencias mundiales por controlar los recursos del planeta. Es decir en este caso los elementos fundamentales de la teoría marxista y sus conceptos no fueron falseados, pero los cambios operados agregaron nuevos elementos teóricos y metodológicos para analizar la realidad y desarrollar la teoría.
En cuanto al estudio del marxismo como teoría es muy importante precisar en la actualidad que hay que ir a las fuentes de ésta, a las obras de Marx, Engels, Lenin y otros teóricos importantes, pero que no basta con leerlas simplemente, sino que es importante hacer un esfuerzo por extraer los elementos que están implícitos en “estado práctico” (Althusser). Por ejemplo en El Capital no encontramos sólo la obra cumbre de Marx en economía política, sino que en ésta está expuesta la filosofía marxista sin ser una obra filosófica. Además debemos tomar en cuenta la experiencia práctica de la lucha de clases, de los movimientos políticos y populares que han cuestionado el sistema, pues la teoría no es simplemente una elucubración intelectual, sino que está compuesta también por la experiencia sintetizada.
La teoría marxista del conocimiento nos proporciona elementos fundamentales en forma de categorías para analizar la realidad y transformarla, un cuerpo teórico sólido que no puede ser reducido o vulgarizado a elementos estrictamente económicos, una base filosófica y científica que no puede ser enclaustrada únicamente como forma de análisis sino que debe ser parte de la práctica política de los sectores sociales que buscan la emancipación, así pues la teoría se convertiría en la guía principal para la acción.
Fuentes de referencia:
Avakian, Bob. Marxismo como ciencia, refutando a Karl Popper. http://revcom.us/a/110/makingrevolution06-es.html
Comte, A., Discurso sobre el espíritu positivo: Discurso preliminar del Tratado filosófico de astronomía popular, Biblioteca Nueva: Madrid, 1999 (Capítulo 1).
Durkheim, E, Las reglas del método sociológico, La Pléyade: Buenos Aires, 1976
Engels, Friederich (1878). Anti-Duhring. Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/
Hume, Tratado de la Naturaleza humana, Tecnos: Madrid, 1992, (introducción y partes 1, 3 y 4).
Lenin (1979). Materialismo y empiriocriticismo. Moscú: Editorial Progreso.
Marx, Karl (1958). La Ideología Alemana, Montevideo 1958: Ediciones Pueblos Unidos, S.A.
Marx, Karl (1979). Tesis sobre Feuerbach, México: Editorial Grijalbo