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  • Movimiento Vientos del Pueblo

LA GENUINA LUCHA DEL PUEBLO KURDO Y EL REVISIONISMO DEL PPK

Desarrollo de la lucha kurda y evolución del PKK


El pueblo kurdo surge como tal desde el siglo X a.n.e. y se mantiene con una independencia relativa hasta la consolidación del Imperio Otomano y Persa quienes durante casi todo el siglo XIX lo oprimieron. En la 1era Guerra Mundial los kurdos combatieron a dicho imperio, cuando finalizó la contienda imperialista se firmó el Tratado de Sévres, el cual supuestamente garantizaría entre otras cosas, su independencia. Dicho tratado fue posteriormente reemplazado por el Tratado de Lausana, el que anulaba la posibilidad de los kurdos de contar con un Estado propio. Desde ese momento el pueblo kurdo quedó distribuido en Siria, Irak, Turquía e Irán. Desde los años sesenta del siglo XX los kurdos han provocado varios levantamientos especialmente en Turquía e Irak para lograr su independencia.


En esos años sesenta se formó el TIP (Partido de los Trabajadores de Turquía), que empezó a incidir entre la población kurda, aunque su carácter era claramente reformista, electoral y pacifista. Posteriormente se conformaron varios grupos radicales que se oponían a la dominación imperialista estadounidense en Turquía generando una serie de levantamientos, huelgas y tomas de universidades. A inicios de los años setenta aparecieron los primeros grupos armados. En 1971 se desata un golpe militar en Turquía que ilegaliza a varios partidos reformistas de izquierda y persigue a las organizaciones clandestinas. Dichos partidos no lograban tener un posicionamiento claro sobre el derecho de los kurdos a la autodeterminación. Desde 1975 se desarrolló el grupo Revolucionarios Kurdos, quienes iniciaron una labor de problematización, reclutamiento y lucha, cabe recalcar que varios de sus militantes eran comunistas turcos quienes consideraban que no era posible una revolución socialista mientras subsista la opresión a la nacionalidad kurda. Este grupo captó especialmente jóvenes radicales que buscaban una lucha más directa contra las bandas fascistas y el Estado.


En 1977, en Turquía, se forma el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), con una ideología de base marxista leninista y con el objetivo de crear un Estado Kurdo Independiente. Su manifiesto: La vía de la revolución kurda, sostenía que debía realizarse una guerra de liberación nacional que estaría enlazada directamente con la revolución socialista, tomando como eje la guerra popular prolongada, donde la clase obrera sería la clase dirigente y el campesinado el principal motor revolucionario. Es decir, había que atacar como tareas centrales la feudalidad y el colonialismo. Desde 1984 inician las acciones armadas del PKK bajo una estrategia de atacar a los terratenientes y buscar la unidad con los trabajadores turcos, con un claro carácter antimperialista, anticapitalista y antifascista, la denominaban una guerra de venganza:


“La revolución tomará la forma de una lucha armada prolongada o ‘guerra popular’ basada en el campesinado. La dirección de la revolución incumbe a la ‘clase obrera’ bajo el liderazgo del PKK. (...) Los aliados internacionales de la revolución son los ‘países socialistas’, los partidos obreros de los países capitalistas y los ‘movimientos de liberación de los pueblos oprimidos del mundo’. Sus enemigos son el Estado turco, sus ‘colaboradores nativos feudales’ y las ‘potencias imperialistas que los sostienen’. Tras la ‘revolución nacional democrática’, la lucha se transformará ‘sin solución de continuidad’, en una revolución socialista.” (Programa PKK, 1984)


Sin embargo, ya desde los años ochenta, el PKK empieza a reemplazar ciertas categorías marxistas. “Humanización”, “socialización” y “personalidad liberada” sustituyeron a los conceptos marxistas de clases y lucha de clases. Además, empezó a desconocer abiertamente la necesidad de crear los tres elementos para la revolución: partido, frentes y ejército revolucionario, reemplazándolos por la consigna de crear un “partido guerrillero”. Ocalan comienza a autodenominarse a sí mismo como un “profeta del pueblo kurdo”. Durante esta época, a pesar de la feroz y valiente lucha de los kurdos, el Estado Turco asesino a más de 30 mil combatientes.


A pesar de todos estos desvíos, hasta mediados de los años noventa el PKK mantenía su línea de impulsar un Estado Kurdo Independiente mediante una revolución armada vinculada al socialismo. Desde 1993 el PKK y Ocalan empiezan a difundir la necesidad de establecer un acuerdo político y de lograr la paz. En el congreso de 1995 su programa gira en torno al hombre nuevo y la crítica al socialismo “realmente existente” al que denominan “la fase inferior y más brutal del socialismo”, siguiendo los recetarios ideológicos del imperialismo. En una entrevista, cuando a Ocalan le preguntan que por qué defendía el socialismo científico, él argumenta que el PKK cuando hablaba de “socialismo científico”, no se refería al marxismo, sino a una particular ideología socialista que va más allá de los intereses de los Estados, las naciones y las clases y cuyo concepto abarca a toda la humanidad. En 1995 reemplazan la hoz y el martillo de su bandera. Para estos momentos el régimen sirio daba cierto apoyo a Ocalan, pero ante las amenazas de Turquía le pide que abandone su país. De allí en adelante Ocalan intensificó sus llamamientos a un arreglo político y declaró que el PKK aceptaría una Turquía unida que garantizara la libertad de expresión de los kurdos y reconociera la presencia de su nacionalidad.


Es decir, en menos de tres años cambian su programa reemplazando la consigna de Estado Kurdo Independiente por el de una Turquía que respete y garantice la libertad de expresión de los kurdos. Abandonan el marxismo leninismo y la influencia del maoísmo sosteniendo ahora una ideología “más allá de las clases y los Estados”, de claro corte humanista, idealista y posmoderno.


En 1999 es apresado Ocalan. De allí en adelante sostiene desde la cárcel que “el PKK nunca fue secesionista…cuando hablaba de libertad y autodeterminación nos referíamos a los individuos”, y cosas como “un Estado Kurdo es imposible”. Llama a mantener un alto al fuego y a realizar un acuerdo de paz, lo que en su lenguaje revisionista denomina solución democrática, es decir que Turquía reconociera la existencia de los kurdos y respetara sus derechos democráticos básicos como la libertad de expresión y el uso del idioma kurdo. Muestra además su admiración por la democracia burguesa occidental al proponer una “civilización democrática”. En el 2000 llama al final de la lucha armada.


Todo esto fue allanando el camino para la creación de la reaccionaria teoría del Confederalismo Democrático, inspirado en el municipalismo libertario de Murray Bookchin, que sostiene la idea de formar instituciones asamblearias de democracia directa como alternativa al Estado centralizado sin destruirlo. Este municipalismo desconoce la importancia de la economía y la organización del trabajo y se centra en las dinámicas de convivencia como elemento central de transformación. Los municipios deberán con el tiempo desconocer la tutela del Estado, y antes de conseguir un cambio social global o estructural, con su ejemplo formar una nueva forma de vida basado en otra ética y otros valores que romperían con el Estado tradicional. Defienden la participación en elecciones municipales para romper el control total del gobierno central. Esta parafernalia politiquera, pacifista, electorera, ciudadana y policlasista, desciende la lucha revolucionaria a las ideas ya superadas de los socialistas utópicos y el anarco-sindicalismo; desconoce el peso de la economía en la vida social como constructor de las relaciones sociales; reniega del poder de los trabajadores para transformar la sociedad clamando por la conciliación; deja de lado el Estado como un aparato de clase que engloba toda una institucionalidad que incluye leyes, ejército, municipios, parlamento, asemejándose a las ideas autonomistas de fracciones burguesas de los países semicoloniales; difunde el pacifismo contra la violencia revolucionaria; reniega la lucha de clases a través de una filosofía barata de corte idealista, humanista y ecléctico.


Apuntes sobre el Confederalismo Democrático


El Confederalismo Democrático es un planteamiento de Abdullah Ocalan, que está sustentado en su libro del mismo nombre y que él lo define así:


“Este tipo de autoridad o administración puede ser llamada administración política no estatal o democracia sin Estado. Los procesos de toma de decisión democráticos no deben ser confundidos con los procesos conocidos de la administración pública. Los Estados sólo administran mientras que las democracias gobiernan. Los Estados están fundados en el poder, las democracias están basadas en el consenso colectivo. El mandato en el Estado está determinado por decreto, aunque puede en parte ser legitimado a través de elecciones. Las democracias usan elecciones directas. El Estado usa la coerción como medio legítimo. Las democracias se apoyan sobre la participación voluntaria.” (Ocalan, 2012; pág. 21)


En esta definición podemos encontrar la confusión de Ocalan respecto al carácter de clase de la democracia como forma en la que organizan el poder los Estados que son comandados por las élites económicas que dirigen cada país. Pretende establecer diferencias entre Estado, vinculándolo directamente con la coerción; y democracia, que se referiría esencialmente a temas de participación. No puede existir una democracia diferente a las necesidades del Estado, todo Estado y toda democracia tienen un sello de clase, la única forma en la que se puede modificar el carácter de una democracia es cambiando el tipo de Estado del que forma parte. Un Estado capitalista puede adoptar diferentes formas de “democracia”: representativa, delegativa, directa, etc., pero ello no modifica a quién sirve en términos de poder. Sin embargo, aún más allá de ello, es necesario establecer que toda democracia es una dictadura de clase, donde un sector impone mediante formas más refinadas o autoritarias sus necesidades a los demás, por ello la democracia burguesa siempre será dictadura asuma estilos socialdemócratas o fascistas. Ocalan hace una apología de la democracia burguesa occidental.


En Ocalan subyace una visión historicista, no histórica sobre el Estado, pues para él incluso el capitalismo es el que se adapta al Estado Nación moderno y no quien lo crea.


“El capitalismo, su nuevo sistema económico, se convirtió así en un componente inherente al nuevo Estado-Nación. El Estado-Nación necesitaba de la burguesía y del poder del capital para reemplazar el viejo orden feudal y su ideología, que descansaba en estructuras tribales y derechos heredados, por una nueva ideología nacional que uniera a todas las tribus y clanes bajo el mismo techo de la nación.” (Ocalan, 2012; pág. 10)


Para el marxismo toda época histórica y toda sociedad de clases genera su propio tipo de Estado. Es precisamente la burguesía la que crea el Estado nación moderno para servir a sus intereses directos después de la derrota de la nobleza y la clase terrateniente, quienes también tenían un tipo de Estado particular.


Para Ocalan la fundación de un Estado Nación kurdo separado no tiene sentido para los kurdos. Reniega del programa inicial del PKK y sostiene de manera derrotista que mientras se respeten los derechos de los kurdos en los diferentes países donde se encuentran será suficiente. Desciende de la lucha por la liberación nacional y la autodeterminación, a una especie de autonomismo culturalista, desconociendo objetivamente las leyes que rigen el sistema capitalista imperialista, el cual está basado no sólo en la explotación económica, sino en la opresión política, cultural e ideológica. ¿Cómo podrían ser libres los kurdos en países dominados por Estados Unidos o Rusia? ¿Cómo gozarán de derechos iguales a otros ciudadanos? Aún si lograran esto último ¿Acaso los trabajadores y campesinos kurdos se liberarán de la opresión semifeudal y capitalista de los burgueses y terratenientes? Hay que ser muy claros que la “inclusión” de los kurdos, si es que ésta se diera, se establecería en condiciones que beneficien sólo a algunos sectores y no a las masas trabajadoras en general. Los Estados de Siria, Turquía, Irán e Irak, seguirán siendo Estados que sirven a las clases reaccionarias internas y al imperialismo.


Pero el tema del Estado nos traslada además a un aspecto fundamental, ¿Necesitan los trabajadores crear su propio poder para desarrollar una nueva sociedad? Ocalan manifiesta lo siguiente:


“A lo largo de las últimas décadas los kurdos no sólo han luchado contra la represión de los poderes dominantes y por el reconocimiento de su existencia. También lo han hecho por la liberación de su sociedad del dominio del feudalismo. De ahí que no tenga sentido reemplazar las viejas cadenas por nuevas o incluso intensificar la represión. Esto es lo que significaría la fundación del Estado-Nación en el contexto de la modernidad capitalista.” (Ocalan, 2012; pág. 19)


El PKK hace lo que el revisionismo y el reformismo aplican hace más de cien años: contener la revolución, llamar a la paz y renegar del poder de los trabajadores. Toda la charlatanería burguesa se basa en dos cosas para bloquear la necesidad del socialismo: que el capitalismo ha triunfado; o que no vale la pena reemplazarlo por otra sociedad en la que exista un Estado o algún tipo de autoridad. Sobre este aspecto, Engels es muy claro:


“Algunos socialistas han emprendido últimamente una verdadera cruzada contra lo que ellos llaman principio de autoridad. Basta con que se les diga que este o el otro acto es autoritario para que lo condenen. Hasta tal punto se abusa de este método sumario de proceder, que no hay más remedio que examinar la cosa un poco más de cerca. Autoridad, en el sentido de que se trata, quiere decir: imposición de la voluntad de otro a la nuestra; autoridad supone, por otra parte, subordinación. Ahora bien; por muy mal que suenen estas dos palabras y por muy desagradable que sea para la parte subordinada la relación que representan, la cuestión está en saber si hay medio de prescindir de ella, si -dadas las condiciones actuales de la sociedad- podemos crear otro régimen social en el que esta autoridad no tenga ya objeto y en el que, por consiguiente, deba desaparecer (…) Los antiautoritarios exigen que el Estado político autoritario sea abolido de un plumazo, aun antes de haber sido destruidas las condiciones sociales que lo hicieron nacer. Exigen que el primer acto de la revolución social sea la abolición de la autoridad. ¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionario (…) Así pues, una de dos: o los antiautoritarios no saben lo que dicen, y en este caso no hacen más que sembrar la confusión; o lo saben, y en este caso traicionan el movimiento del proletariado. En uno y otro caso, sirven a la reacción.” (Engels, 2000)


Para el marxismo la cuestión central no implica únicamente un orden analítico: reconocer que existe explotación, que existen clases y que hay lucha entre ellas; sino más bien un orden transformador radical: la revolución y la necesidad del poder proletario.


“Por lo que a mí¬ se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases solo va unida a determinadas fases históricas del desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí¬ más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases.” (Marx, 2001)


Marx recalca la necesidad de los oprimidos de abolir el Estado burgués y generar uno propio que sirva directamente a sus intereses. Sin este mecanismo, que no es más que imponer la voluntad mayoritaria del pueblo a un pequeño grupo de parásitos que lucran del trabajo ajeno, no es posible ninguna transformación estructural. Ocalan clama por el “debilitamiento” del Estado, no por su abolición. Tendencia más cercana a los planteamientos de Bernstein, Kautsky y Jruschev.


“El llamado a un Estado-Nación aparte resulta de los intereses de las clases gobernantes o de los intereses de la burguesía pero no refleja los intereses de la gente ya que otro Estado sólo sería la creación de injusticia adicional y restringiría el derecho a la libertad incluso más. La solución a la cuestión kurda necesita, por lo tanto, hallarse en un acercamiento que debilite a la modernidad capitalista o la haga retroceder.” (Ocalan, 2012; pág. 19)


“Ya sea una república del Estado-Nación o una democracia, el Confederalismo Democrático está abierto a compromisos que conciernen a tradiciones estatales o gubernamentales. Permite la coexistencia equitativa.” (Ocallan, 2012; pág. 22)


Este anarquismo socialdemócrata quiere acabar con la violencia capitalista de forma pacífica, “debilitándola” gradualmente. Algo imposible e inútil. Los reaccionarios burgueses aniquilan o asimilan cualquier intento pacífico de enfrentarlos. Para Ocalan el Estado desaparecerá cuando el confederalismo demuestra ser superior, allí se enlaza el evolucionismo reformista y el pasivismo anarquista. Aquí es donde está presente de manera teórica la justificación para la claudicación y el abandono de la lucha armada.


Ahora, es importante situar que los planteamientos de Ocalan se enmarcan en una suerte de posmodernismo culturalista y conciliador, pues como él define al Confederalismo Democrático


“Está abierto a otros grupos y facciones políticas. Es flexible, multi-cultural, anti-monopólico, y orientado hacia el consenso. La ecología y el feminismo son pilares centrales.” (Ocalan, 2012; pág. 21)


Así, borra la matriz clasista de su análisis, y se basa en los pilares del posmodernismo regidos por un ciudadanismo consensual. Acoge el ecologismo pero no desde una crítica económica al sistema establecido que es el que, por la dinámica incesante del capital, depreda la naturaleza. Habla del feminismo pero no de uno proletario, desconociendo que en la sociedad burguesas las mujeres de la élite conservan y ayudan a sostener las condiciones que oprimen a la mayoría de mujeres del pueblo (campesinas, obreras, estudiantes, semiproletarias).


Ocalan reniega de las grandes teorías al mismo tiempo que presenta su novedosa propuesta como un aporte teórico.


“No necesitamos grandes teorías, lo que necesitamos es la voluntad para dar expresión a las necesidades sociales a través del fortalecimiento estructural de la autonomía de los actores sociales y de la creación de las condiciones para la organización de la sociedad cómo un todo.” (Ocalan, 2012; pág. 26)


Deja de lado la importancia de la teoría, se opone a “los grandes relatos”, para darle validez a un planteamiento antiguo sin mayor base objetiva. El desprecio de la teoría permite que el eclecticismo se imponga a los principios y la muñeca política de los líderes se adapte a las condiciones que el imperialismo plantea, justificando así su traición a la causa de las masas kurdas.


En el plano filosófico Ocalan rehúye al materialismo dialéctico, dejando de lado así una concepción objetiva y científica de la realidad. Promueve el idealismo, habla de “la humanidad socializada” y de un “socialismo ético” y no científico. Recae en el historicismo y absolutismo burgués al sostener que el Confederalismo se apoya en la herencia colectiva de la sociedad, qué si bien es algo importante, desconoce la matriz clasista bajo la que se regulan y ordenan determinadas ideologías, costumbres y cosas. Habla de características que son naturales al ser humano, desconociendo que el ser social es el que determina la conciencia social, y que no podemos hablar de ser humano sino de clases concretas existentes históricamente. Es un idealismo pequeño burgués influenciado por variantes posmodernas y esencialistas.


En el plano militar, si bien las masas kurdas han luchado valiente y arrojadamente contra la dominación de los cuatro Estados y el imperialismo, la estrategia de Ocalan en la actualidad es inducirlas al derrotismo, a la claudicación y a la entrega de las armas vía solución pacífica en acuerdo con los Estados opresores. Es curioso que Ocalan desde que es apresado haya encontrado en la paz el vehículo para acabar con la opresión violenta que sufren los kurdos. El tema militar es complejo y hay cosas muy importantes que destacar del proceso kurdo, como por ejemplo que las mujeres forman una parte fundamental en las guerrillas como combatientes de primera línea. Sin embargo es clave analizar objetivamente un proceso que pasó del planteamiento de la guerra popular prolongada como guerra de masas, centrada en el campesinado, contra la feudalidad, la gran burguesía y el imperialismo y con el objetivo de lograr la liberación y una nueva democracia, a formas que reniegan de la construcción de los tres elementos para la revolución, sosteniendo que el PKK es un partido guerrillero, que convierte a la lucha armada en una forma de presión (socialdemócrata) y autodefensa, lo cual debería ser sólo una etapa en la fase de defensiva estratégica, para posteriormente abandonar estos planteamientos y hablar de un acuerdo de paz que se establece de manera contundente desde el 2015.


Su posición ante el imperialismo es difusa y contradictoria, y ha pasado de la crítica al coqueteo con el imperialismo yanki, el cual ve ciertas cuestiones, como el combate al Estado Islámico, como algo positivo para sus propios intereses.


Reflexión final

El Movimiento Vientos del Pueblo reconoce la validez de la lucha del pueblo kurdo. Su necesidad de generar un Estado independiente, de autodeterminarse y vincular la guerra de liberación nacional con la construcción del socialismo. Respaldamos la valentía del pueblo que se ha alzado en armas contra sus opresores históricos. Consideramos que esta lucha es genuina y fundamental y que forma parte de la lucha contra el capitalismo imperialista a nivel mundial. Al mismo tiempo creemos que la influencia de Ocalan y el PKK pueden llevar a una derrota al pueblo kurdo, pues la claudicación en términos políticos e ideológicos es evidente. La unidad de la lucha de los kurdos deberá hermanarse con la lucha de la clase trabajadora y el campesinado oprimido de los países donde se encuentran, enfocando un proyecto común antimperialista que acabe con esos Estados reaccionarios y la dominación imperialista.

¡Arriba la lucha del pueblo kurdo!

¡Combatir la traición de Ocalan!

Bibliografía

- Engels F., (2000). De la autoridad. Escrito de octubre de 1872 a marzo de 1873. En: Marxists Internet Archive, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1873auto.htm. Recuperado el 28 de abril del 2019.

- Marx, K., (2001). Carta a Joseph Weydemeyer. Moscú, 1974. En: Marxists Internet Archive, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1873auto.htm. Recuperado el 28 de abril del 2019.

Programa PKK, (1984).

- Ocalan, A., (2012). Confederalismo Democrático. Publicado por International Initiative Edition. En: http://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2012/09/Confederalismo-Democrático.pdf

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