¿Es la minería una salida para la crisis?
El sector minero se ha ido posicionando como "el futuro del desarrollo económico para el país" desde el gobierno de la Revolución Ciudadana, y actualmente ha cobrado mayor legitimidad como una salida a la crisis económica que se intensificó en el marco de la emergencia sanitaria en el Ecuador, pero ¿qué implica a largo plazo esta aparente salida económica?
La limitada -o casi nula- planificación de una economía que está sujeta a los vaivenes del mercado internacional, busca sus "soluciones" casi siempre en el corto plazo, y por ende, el gobierno deposita en la actividad minera la posible fuente de liquidez que necesita el país para enfrentar las consecuencias de una nefasta gestión pública orientada a debilitar por tanto tiempo el sector de la salud y en general los derechos del pueblo.
Y, posiblemente, los ingresos mineros -que para el país son residuales con relación al precio real que tienen los minerales en el mercado internacional-sí logren significar para el gobierno un salvavidas de último minuto (para el gobierno, OJO, no para el país), tomando en cuenta que, ante la emergencia sanitaria, se expresaron más dramáticamente las consecuencias sociales de las brillantes negociaciones con el FMI (recordemos: "Re-equilibrio de la masa salarial", "Optimización cuidadosa y gradual de los subsidios a los combustibles", "Re-priorización de los gastos de capital y bienes y servicios", y Reforma fiscal).
Las consecuencias de la consolidación minera, sin embargo, golpearán aún más la economía en el largo plazo si tomamos en cuenta la vulnerabilidad del modelo que las élites empresariales, comerciales, financieras y burocráticas han sostenido como la única vía posible para el país. En primer lugar, porque la exportación de minerales (al igual que la de productos agrícolas como el cacao o el banano que no nos sacaron de ninguna crisis antes) depende del comportamiento del sector externo, que "está determinado por la demanda y los precios internacionales", siendo por tanto muy dependiente de las fases de expansión o crisis del ciclo capitalista (como la que enfrenta actualmente el mundo por la pandemia del COVID-19), así como de la dinámica internacional del sistema, expresada en cambios de la hegemonía imperialista (la china en detrimento de la estadounidense, y sus demandas externas, que en esta coyuntura particular, se orientan a la compra de minerales que requiere la industria tecnológica).
Pero junto a los desequilibrios que evidencia el modelo hacia afuera, conviven contradicciones profundas a nivel interno que vuelven insostenible el crecimiento económico a largo plazo, como son:
1) El endeudamiento creciente junto a la escasez de ahorro e inversión interna. Esto debido a que la minería no genera encadenamiento productivo (es decir, procesos productivos articulados entre sí para desarrollar industria), y dado que el país no produce los insumos necesarios para extraer minerales, se ve atado la creciente deuda.
2) La no generación de encadenamiento productivo implica, a su vez, que el número de empleos que se pueden crear en esta área es mínimo con relación al que se genera en otras industrias, esto debido a que el sector minero no alimenta otras áreas de la economía, pues es una industria intensiva en capital. Dicho empleo, además, se ha caracterizado por las precarias condiciones en que mantiene a los trabajadores. En realidad, son los altos mandos, ingenieros y ejecutivos los que reciben los beneficios mayores beneficios tomando en cuenta las largas redes de corrupción que se tejen en esta industria (no olvidemos los negocios de Juan Sebastián Roldán como beneficiario de CODELCO).
3) Desequilibrios comerciales ocasionados porque las transnacionales mineras que obtienen las licencias de operación en el país, en realidad se vuelven dueñas del mineral, y lo transportan a países donde este pueda ser aprovechado, generando altos beneficios económicos de ese intercambio comercial, mientras el Ecuador-por no contar con refinerías nacionales, ni una industria a la que dicho mineral le resulte útil - se vuelve un simple proveedor de materias primas que solo recibe mínimas regalías por ello.
4) Disputa de intereses entre grupos económicos que se ven favorecidos por el crecimiento económico coyuntural (personajes de la élite política del gobierno, terratenientes, industriales, gente ligada al narcotráfico, etc.). Sin mencionar la fuerte concentración de riqueza que ocasiona la inversión en los llamados "sectores estratégicos" de la economía, la pauperización de las mayorías (generalmente más localizada en los campos de extracción de mineral, cuya población recibe los costos ambientales, el impacto negativo a su salud, el despojo de sus tierras, la contaminación de fuentes de agua, etc.).
No olvidemos que bajo el discurso de "cambiar la matriz productiva", durante el gobierno de Correa se fueron estableciendo las condiciones para intensificar el modelo primario-exportador a partir de la inversión en infraestructura (carreteras e hidroeléctricas) que permitiera el libre ingreso de transnacionales mineras al país. A más de eso, la Ley de Minería promulgada en el año 2009 ya abonó las condiciones para que esta actividad se vaya abriendo camino a nivel jurídico, burocrático y material.
En definitiva, los escasos ingresos públicos que se generarán con la minería en estos años como una salida improvisada a la crisis, van a traer consigo efectos nefastos y difíciles de solucionar en el largo plazo, mientras la gestión económica y política siga en manos de las élites que nos atan a los vaivenes del modelo primario-exportador, truncando el desarrollo de las fuerzas productivas del país en aras de una economía compatible con las necesidades de la mayoría.
Fuentes de referencia:
"Consolidación y crisis del modelo primario-exportador". Esquema 4. Consultado el 28 de abril de 2020. Disponible en: https://www.ucm.es/data/cont/media/www/17360/untitled%20folder/untitled%20folder/esquema%206.pdf